A su edad, en España, mujeres como ellas son niñas adolescentes que apenas saben nada de la vida ni, desde luego, lo que supone echarse a la espalda una familia.

Pero en el valle de Hushé, las chicas a los catorce años se casan con chicos que apenas sobrepasan los dieciocho y desde ese momento forman una familia independiente y deben valerse por sí mismos. Conozco a chicas que con dieciséis años ya tienen dos niños pequeños y, al mismo tiempo, deben de hacer las labores del campo.

En verano se echan al bebé en el cuévano y suben con el ganado a los pastos que se encuentran por encima de los cuatro mil metros, donde ordeñan las vacas, hacen yogurt y mantequilla y vuelven a casa después de  estar una semana solas, rodeadas de infinita belleza, silencio y soledad.

Son madres y niñas al mismo tiempo, ya con una mirada adulta, que denota la dura vida que tienen allí arriba en las montañas más altas de la Tierra. Desde hace casi veinte años, junto con los compañeros de la Fundación Sarabastall de Caspe, nos hemos empeñado en mejorar la vida de los habitantes de Hushé. En este tiempo hemos mejorado notablemente la sanidad, la higiene, la alimentación, la agricultura, la educación y hemos construido un refugio que además de puestos de trabajo ofrece beneficios que se reinvierten en mejoras sociales para todo el pueblo. Esta aldea, una de las más necesitadas y enclavada a 3150 metros en lo más profundo del sistema montañoso más abrupto de la Tierra. Ha vivido un profundo cambio en estos últimos años, como lo demuestra que más del 93% de sus niños y niñas estén escolarizados, algo realmente notable en esta zona del mundo.

Aprovechando que se encuentra en España, Abdul “Litle” Karim, el porteador más famoso del Karakórum, hemos presentado en Madrid el último gran proyecto de Hushé.

Karim nos ha pedido ayuda para hacer realidad el último de sus grandes sueños: transmitir sus conocimientos y su pasión por las altas montañas a tres de sus nietas, Amina, Alum y Sudiqa, chicas de entre 15 y 18 años, con el objetivo de impulsar un grupo de chicas jóvenes que terminarán acometiendo uno de los ochomiles del lugar donde viven. El objetivo final es hacer visible el importante papel que juegan las mujeres y su resuelta decisión de incorporarse a la escalada de las grandes montañas. Igual que hacen sus padres, maridos y hermanos.

Es un proyecto muy importante para la zona, tanto por ser una importante fuente de desarrollo económico como, sobre todo, porque supone avanzar un escalón más en la lucha por conseguir la plena igualdad entre mujeres y hombres. Al mismo tiempo se impulsará el proyecto educativo de Hushé, con la ampliación de becas para los niños y se realizará un estudio genético y cardiológico de las poblaciones baltíes y un estudio relacionado con el efecto del calentamiento global en los glaciares del Karakórum.

Para ello vamos a contar con algunos de los alpinistas más conocidos de España, entre ellos Ramón Portilla, Alberto Iñurrategui, Juanjo San Sebastián, Darío Rodriguez y Bernabé Aguirre, y los profesores Eduardo Martínez de Pisón y Miguel Ángel García Fernández.

También hay que agradecer el apoyo y colaboración solidaria de Ternua, una empresa líder en la fabricación de prendas de montaña, técnicas y sostenibles, respetuosas con el medio ambiente, que va a procurar el equipamiento necesario para que estas chicas puedan realizar sus sueños en las montañas y en la vida.

Ojalá puedan tocar en unos años el Techo del Mundo.