En Ternua nos preciamos de contar con una gran familia de Friends, todo dream team de los deportes de montaña y de aventura. La lista de sus actividades y/o sus palmareses dan cuenta, año tras año, de que en Ternua hacemos una apuesta firme por una forma de entender la montaña muy particular, alejada de los posados perfectos, los filtros y los postureos. En 2024 nuestra familia sufrió una gran pérdida con la desaparición en el K2 de Kazuya Hiraide y de su compañero “Kenro” Nakajima, que compartían e incluso llevaban al límite esa forma nuestra de entender la montaña. Hoy, sin embargo, podemos decir que la familia vuelve a estar completa con la incorporación de otra auténtica “máquina de montaña”: Nuria Picas. 

Seguramente no hace falta presentar a Nuria Picas, pero si tuviéramos que hacerlo, necesitaríamos bastante espacio, porque ¿qué no ha hecho Nuria Picas? En cualquier caso, nos ha parecido mejor que nos lo cuente todo ella. Esto es lo que nos ha contado! 

Núria, estamos encantadisimos de tenerte en Ternua. ¿Qué imagen tenías tú de la marca antes de pasar a ser “de la familia”?

Para mi Ternua siempre ha significado aventura, compromiso con el medio ambiente y proximidad con la gente de casa. Una marca genuina que siempre me ha transmitido autenticidad y con un símbolo muy característico, el de la cola de la ballena, que enamora. Luego leyendo toda su historia y el equipo humano que hay detrás, mi admiración se multiplica por mil. 

Empecemos por el principio. Entre quienes estamos “atrapados” por la montaña los hay que consideran que fue lo suyo fue un enamoramiento paulatino y natural, y los hay que recuerdan el momento exacto en el que fueron cautivados, casi como si fuera una especie de revelación. ¿En qué grupo te encuadras tú? ¿Cómo te cautivó a ti la montaña?

Tengo la suerte de venir de una familia montañera y eso se lleva en los genes. Mis padres se conocieron en un centro excursionista y nuestra relación con la montaña es muy natural, es nuestro ADN. Montaña y deporte. Recuerdo de pequeña levantar la persiana de mi habitación y contemplar boquiabierta la cara norte de Montserrat. O la primera vez que acaricié la cima de un 3000, fue el Pico del Alba en los Pirineos, y allí es donde quedé atrapada por la montaña con la idea de conquistar sus picos e ir más allá.

En lo que respecta al trail running sí que tuviste una especie de revelación en 2011, en la Ultra Pirineu ¿verdad? ¿Qué ocurrió allí?

Conseguí un dorsal por casualidad y decidí salir a probar junto a un compañero de trabajo que en teoría venia a hacerme de hermano mayor. No solo terminé aquellos 83 kilómetros sino que batí el récord femenino de la prueba contra todo pronóstico. Cruzar aquella mágica línea de llegada dio un giro de 180 grados a mi carrera deportiva y también a nivel personal. Me convertí en corredora profesional de trail y así empezó un largo camino difícil de describir. El maravilloso mundo de la larga distancia, una historia de amor y desamor. Algún día hablaremos más largo y tendido de esto.

¡Seguro! En el mundo del trail running lo has conseguido todo a pesar de que un accidente estuvo a punto de echar por tierra tu carrera antes incluso de empezar. Háblanos de ese momento. ¿Cómo se produjo?

 Fue escalando en la cara norte de Montserrat por allí por el año 2000, en un momento de mi vida donde desafiaba las leyes de la gravedad con demasiada frecuencia. Caí desde una altura considerable y me rompí el hueso astrágalo del pie izquierdo. Una lesión muy grave. Los médicos me dijeron que no podría volver a correr, que me lo quitara de la cabeza. Una década más tarde debuté en Cavalls del Vent (Ultra Pirineu). A día de hoy todavía tengo dolor, pero éste ya forma parte de mi día a día. Un compañero más de viaje.

A raíz de aquello el dolor ha tenido un gran protagonismo en tu carrera. Visto en retrospectiva, ¿cómo dirías que ha influido esa obligación que te ha impuesto el dolor, de autosuperación constante?

Ha sido una historia de superación, resiliencia y un punto de masoquismo. También es cierto que ha habido momentos en mi carrera deportiva que he tenido que parar, pero nunca me he planteado tirar la toalla, soy luchadora. En 2020 tuve que operarme porque el dolor era insoportable, y dos años después batí el récord de la Ultra Pirineu. La vida me quiere corredora, así que corro.

Hablando de autosuperación, empezaste 2022 sin ser capaz de correr 10 minutos y, sin embargo, ese mismo mes de octubre volviste a tu prueba “fetiche”, la Ultra Pirineu, para ganarla y rebajar el récord en media hora. ¿Te quedas con este momento o con la victoria en el UTTMB de 2017? 

A nivel personal y espiritual me quedo con el momento Ultra Pirineu 2022. Fue la leche! Venia de no disputar una carrera desde 2018 y después de aquella operación complicada. Meses antes no podía ni correr 10 minutos seguidos. El viaje estuvo lleno de altibajos , sabia que iba a ser difícil pero no imposible, y lo logré. No hay día que no piense en esa carrera y todo lo que significó para mí y también en la gente que me ayudó en todo el proceso. En cuanto a la UTMB 2017, fue la culminación de un sueño. Esa victoria significó hacer las paces con este deporte. Quizás no queda bien que yo lo diga, pero creo que me merecía tocar el cielo con las dos manos en Chamonix.

Hago aquí un inciso. Verás, leyendo sobre este proceso que te llevó desde algo parecido a la incapacidad, al éxito en la Ultra Pirineu, he leído una frase tuya que, como no corredor, me ha chocado mucho. Decías, literalmente, lo siguiente: …como a mí realmente correr no es que me apasione, necesitaba un objetivo que era Ultra Pirineu. Vamos a ver, ¿cómo es eso de que no te apasiona correr? ¿El hecho de enfrentar un desafío es suficiente motivación para correr, por ejemplo, los 171 kms de la UTMB del tirón?

Es esta historia de amor y desamor que os he insinuado antes. A ver, a mi técnicamente correr no me gusta mucho. Te pondré un ejemplo, prefiero pasar una mañana escalando o subiendo un puerto de montaña en bici de carretera que correr a pie. Pero dicen que si la vida te regala limones, haz limonada. Se me da bien y lo he aprovechado. Y, ciertamente, he pasado muy buenos ratos en el monte dando zancadas. También he tenido la suerte de viajar por todo el mundo y conocer a gente maravillosa. Ya tendré ocasión de escalar o dedicarle más tiempo al alpinismo. No me arrepiento de nada. ¡La vida es un deporte maravilloso!

Ahora has bajado un poco la frecuencia con la que compites, pero tienes muy claro tu camino a seguir y qué sigue siendo un camino de montaña ¿verdad? 

Sigo teniendo mentalidad de corredora, con capacidad de lucha, trabajo, esfuerzo y dedicación. Me encanta tener la sensación de seguir mejorando, tengamos la edad que tengamos. Y seguiré persiguiendo el éxito, que para mí tener éxito significa no parar de crecer y evolucionar. Tengo alguna carrera en mente para la próxima temporada, pero es cierto que cada vez me cuesta más colgarme un dorsal porque tengo muchas cosas pendientes. Hace un par de años me saqué el título de guía de alta montaña y empecé a guiar por lugares maravillosos como Noruega en esquís de montaña, Tour del Montblanc y Nepal. Lo paso muy bien compartiendo todo esto con gente encantadora y motivada, la verdad.

Hace poco estuvimos hablando con Miriam Marco, que viene de dirigir el Equipo Femenino de Alpinismo de la FEDME y que fue la primera española en sacarse el título de Guía de Alta Montaña UIAGM. Ella nos hablaba de la importancia de crear referentes femeninos para atraer a más niñas a la montaña. ¿Crees que tu camino puede tener relación con esto?

En mi época no había referentes, o muy pocas. Eramos unas aventureras que nos lanzábamos al vacío sin tener mucha información. Ahora es muy diferente, el deporte femenino está en auge y eso da mucho valor al deporte. Pienso que es muy importante tener referentes, y ella, a la vez, tienen grandes responsabilidades porque hay mucha gente que se identifica con ellas. Miriam Marco es una de estas valientes pioneras de las que te estoy hablando.

Para terminar, recomiéndanos una actividad, algo para lo que se te pueda contratar como guía.

Como guía os puedo llevar a dar la vuelta al macizo del Montblanc ligeros de peso y tan solo en seis días. Una excursión de 170 kilómetros recorriendo los senderos de UTMB. También os puedo enseñar la magia de Montserrat y el Pedraforca mezclando trail y escalada. Y, si sois amantes del esquí de montaña, en primavera estoy guiando en el paraíso de las Islas Lofoten (Noruega) un viaje que hay que hacerlo al menos una vez en la vida. Y luego en otoño os puedo llevar de trekking a Nepal, el país de la eterna sonrisa, saliendo de Katmandú hasta el corazón de los Himalayas en el Langtang.