Ternua, treinta años de alta montaña
¿Qué pinta la cola de una ballena en la cara noreste del Shispare, un pico de 7.611 metros del Karakorum? ¿Y en la cima del Dorje Lakpa, un “casi sietemil” de Nepal? ¿Qué hace la cola de una ballena en tantas paredes, tantas aristas y tantas cumbres?
Ternua ha estado vinculada a la alta montaña desde el mismo día de su nacimiento, en 1994. De hecho, la marca dio sus primeros pasos por encima de los ochomil metros de la mano de los hermanos Iñurrategi cuando apenas contaba un año de vida. A lo largo estos treinta años hemos visto también otro tipo de aventuras, por supuesto, como las de Juan Manuel Sotillos en Groenlandia, Javier Bicicleting sobre dos ruedas, o las Mikel Sarasola por los ríos de medio mundo; pero la roca, la nieve y el hielo han sido siempre nuestra especialidad. Y, en cualquier caso, todas esas expediciones, verticales u horizontales, tienen algo en común: espíritu aventurero, afán de superación y respeto por el entorno. Y es que eso es, precisamente, lo que representa la cola de la ballena; que fue escogida como emblema de la marca como homenaje a los balleneros vascos que, en siglo XVI viajaban a Terranova (Ternua, en euskera) movidos por esos mismos valores.
Muchas cosas han cambiado en estos 30 años, pero esos valores y esa admiración que en nosotros y nosotras despiertan quienes tan bien los encarnan en las montañas permanecen intactos. Por eso, a veces un poco en contra del sentido de los tiempos, contamos entre nuestros Friends con personas como Oriol Baró, Bru Busom, Kazuya Hiraide, Martín Elías y tantos otros. Ninguno de ellos liderará jamás un ranking de seguidores en redes sociales (algunos parecen directamente alérgicos a ellas, pero no diremos quiénes…). Sin embargo, cuando se calzan unos crampones y empuñan unos piolets, no hay nadie que encarne mejor que ellos los valores de Ternua.
Estas cinco actividades han tenido lugar en los últimos 12 meses y son pura aventura, pura determinación. De algunas de estas actividades os hemos hablado antes, de otras no, pero todas son 100% espíritu Ternua. Y por eso, en todas ellas ha estado presente la cola de nuestra ballena.
Bru Busom y Oriol Baró en el Saraghrar (7.340 m.s.n.m)
Os lo contábamos allá por septiembre (aquí), Bru Busom y Oriol Baró, ambos friends de Ternua, se habían marchado acompañados por Marc Toralles y Guillem Sancho a intentar la cumbre noroeste de Saraghrar, que es la cuarta montaña más alta del Hindu Kush. Escogieron una vía que tiene mucha significación para el alpinismo catalán, ya que fue abierta al tercer intento (es decir, tercera expedición) por un grupo de alpinistas catalanes a principios de los años 80. La ruta discurre por un majestuoso espolón y es terreno relativamente amable (asegurable, con buenos emplazamientos de vivac…). Busom y Marc hicieron cima, Oriol y Guillem se volvieron antes previendo un cambio en la meteorología.
La del Saraghrar fue una expedición de alpinismo con mayúsculas: ligera, en estilo alpino, por una ruta de la que hay poca información, en una zona apartada y poco visitada…
Kazuya Iraide en el Tirich Mir (7.708 m.s.n.m.)
Si hablamos de alpinismoligero y de exploración hay que hablar de otro de nuestros friends, Kazuya Hiraide, pues esa es su especialidad. En 2022 Hiraide lo volvió a hacer, se plantó en la base de una pared de la que nadie sabía nada y, acompañado por su compañero habitual, Kenro Nakajima, se inventó un camino hasta la cima. Esa pared era la norte del Tirich Mir, la montaña más alta del Hindu Kush (que, por cierto, no dista mucho del Saraghrar , apenas 40 kms en línea recta). Pese a la importancia de esta montaña, esta vertiente no solo permanecía virgen, sino que ni siquiera había fotos de ella, tal es su inaccesibilidad. Con esta actividad, Hiraide bien podría haberse ganado su 4º Piolet de Oro y Nakajima su 3º.
Iker Madoz en el Phurbi Chyachu (6.637 m.s.n.m.)
Juan Vallejo, Mikel Zabalza e Iker Madoz (friend de Ternua) se plantaron en Nepal con el objetivo de conseguir la segunda absoluta y primera en estilo alpino a un seismil poco conocido situado en la frontera con el Tíbet: el Phurbi Chyachu. Lo habían descubierto dos años antes en su descenso del Dorje Lapka y desde entonces no se lo podían quitar de la cabeza. Trataron de abrir una vía nueva por la arista sureste. Hicieron dos intentos y en el segundo completaron la arista, pero se quedaron bajo las cornisas somitales. Volvieron a casa sin cima, pero con una vía nueva en el bolsillo. Quién lo iba a decir, ¡aún queda tanto por hacer en el Himalaya!
Martin Elias y Oriol Baró en el monte San Valentin (4.058 m.s.n.m)
Martín Elías ha dicho, al hablar de su expedición al Cerro San Valentín que “está llena de lo que para nosotros representa el alpinismo; amistad, exploración, estética, dificultad y, en cierta medida, un poco de fracaso”. Aquí los desafíos empezaban mucho antes de alcanzar la base de la masiva (e inescalada) arista norte por la que discurre la vía que abrieron. Y es que, antes de la roca, el hielo y el terreno mixto, había que atravesar el bosque húmedo; una auténtica expedición dentro de la expedición. Os lo contamos hace bien poco en este artículo.
Ignacio Mulero en el Cerro Torre (3.128 m.s.n.m)
Si hablamos de espíritu de aventura, tenemos que hablar de Ignacio Mulero. Cuando se comió las uvas, hace solo unas semanas, Mulero solo se había calzado los crampones una vez en su vida (¡Una!). Al fin y al cabo, lo suyo hasta ahora era la roca. Pero la segunda vez que se los calzó, nueve días después de esas uvas, ¡los usó para subirse al Cerro Torre!
Ojo, que hablamos de una de las cumbres más inaccesibles del mundo, realmente un mal sitio para iniciarse en NADA. Pero allá que se fue Nacho, acompañado por Marc Toralles y Tasio Martín y, aunque encontraron la montaña en condiciones ciertamente mejorables (por no decir malas), se metieron en la vía del filo sureste, la ruta que Jason Kruk y Hayden Kennedy abrieron hace algo más de una década como alternativa a la infausta vía del compresor de Maestri. Hicieron cima y se bajaron en mitad de un auténtico vendaval. ¡Nada mal para tratarse de un estreno!