Hace algunos días se celebró el evento de cierre de Plastifisharen Kostera, cuyo objetivo ha sido luchar contra la invasión del plastifish. Un proyecto promovido por MATER y con la colaboración de Ternua, en el que han participado 2023 personas, se han llevado a cabo 45 recogidas y se han retirado casi 2 toneladas de basura marian. Todo un ejemplo de cómo con la implicación de todos  y todas podemos conseguir grandes cambios. Sara Lizarza Muñoz, científica marina y parte de la tripulación de MATER, nos cuenta cómo lo han conseguido.

¿Cómo surge el proyecto y qué os lleva a trabajar con EOCA y Ternua?

Desde Mater llevamos muchos años trabajando la problemática de las basuras marinas con diferentes proyectos. Conocíamos a Ternua y teníamos ya contacto previo. Ellos llevaban tiempo trabajando con EOCA, apadrinando diferentes proyectos pero siempre fuera del País Vasco. Surgió la oportunidad de trabajar en un proyecto sobre esta problemática de las basuras marinas en la costa guipuzcoana para una convocatoria que había lanzado EOCA. Fue entonces cuando diseñamos un proyecto conjunto que salió a concurso popular. Así logramos la financiación de EOCA y más tarde la Diputación de Gipuzkoa se interesó por el proyecto y decidió colaborar para extenderlo en el territorio; llevarlo a las 6 cuencas de Gipuzkoa.

¿Cuál ha sido el papel de EOCA y Ternua?

El proyecto ha sido ideado por Mater en colaboración con Ternua y financiado por EOCA (European Outdoor Conservation Association) y la Diputación Foral de Gipuzkoa.

Dentro del proyecto, desde Ternua promovieron un concurso de arte llamado “Plastifish Lehiaketa” en el que los niños y niñas de primaria, con los plásticos recogidos en las limpiezas, tenían que representar cómo veían esta problemática. De entre todos los dibujos, el jurado, compuesto por la dirección de EOCA, la Diputación Foral de Gipuzkoa, Alberto Iñurrategi, Mater y Martin Berasategi eligió el de Naia Aranberri de Orereta Ikastola, que hizo un mapamundi lleno de plásticos. Esta obra de arte va a estar plasmada en una camiseta que Ternua incluirá en su colección primavera-verano del año que viene.

Camiseta Plastifisharen Kostera

¿Qué actividades se han llevado a cabo?

En esta primera edición del proyecto el objetivo ha sido implicar a la ciudadanía en la conservación activa del medio ambiente centrándose en la amenaza de las basuras marinas y trabajando en su origen. Hemos querido ir a la fuente del problema: a la prevención y la sensibilización, trabajando rio arriba.

Han sido 2 años, trabajando con 4 colectivos diferentes alrededor de las 6 cuencas principales de Gipuzkoa. En la cuenca del rio Oiartzun hemos querido hacer un experimento implicando a los 4 colectivos, mientras que en el resto solo a uno.

El colectivo de los niños y niñas de entre tercero y sexto de primaria ha estado implicado en las seis cuencas. A estos más de 800 niños y niñas les hemos ofrecido la oportunidad de incluir la educación ambiental en su curriculum, dándoles materiales para trabajar en clase esta problemática primero. Después, se fueron a un entorno cercano a su colegio a hacer las recogidas de basura, en las que recogieron todo tipo de residuos con los que hicieron las obras de arte.

Lo que buscábamos era que los colegios incluyesen estas recogidas en su programa educativo. Hemos conseguido que en total 12 colegios se hayan comprometido a hacerlo. Por eso, a cada uno se le ha dado un reconocimiento: “Tokiko Natur Zaindari”.

En la cuenca del río Oiartzun hemos trabajado además con los colegios de secundaria, personas adultas y agentes marítimos.

Desde MATER llevamos cuatro años trabajando con los adolescentes con la unidad didáctica: “EL RETO DE LAS BASURAS MARINAS: Jóvenes protagonistas del cambio”. Un total de ocho colegios de secundaría de alrededor de la Cuenca de Oiartzun desarrollaron esta unidad en la que, en primer lugar, los adolescentes analizaron cuál es este problema global (el origen de las basuras, la acumulación de ellas en los océanos, los microplásticos…) para entender que además de ser global el problema es también local. Para ello, realizaron también investigaciones de cómo está el problema en su localidad. Así, interiorizaron el problema como propio. En la segunda fase de la unidad, idearon, diseñaron y llevaron a cabo 112 proyectos contra esta amenaza centrados en la reducción, reutilización y sensibilización.

Por otro lado, reunimos a diferentes adultos y les formamos para que fuesen capaces de llevar a cabo actividades de educación ambiental en su comunidad. Durante este periodo de formación teórica y práctica tocaron diferentes temas: liderazgo, herramientas para pasar a la acción, etc. Después de la etapa formativa, desarrollaron la campaña de sensibilización: #Tú2025 Transfórmate, que consistió en colocar diferentes mensajes en los comercios de sus localidades que trataran de incitar a un cambio hacia hábitos de consumo más sostenibles. Todo ello resultó en la creación de 4 ecopatrullas ciudadanas locales en: Renteria, Oiartzun, Pasai Antxo y Pasai San Pedro.

En la Bahia de Pasaia trabajamos con los agentes marítimos, todas las organizaciones y entidades que trabajan en la lámina de agua de Pasaia. Esto nos permitió empezar a crear una red entre estas diferentes entidades. Reunimos a diez de estos agentes marítimos (clubes de buceo, pescadores, autoridad portuiaria, etc.) en unos talleres de sensibilización donde recogimos sus testimonios, opiniones, experiencias y propuestas. Al terminar estas sesiones pasamos a la acción e hicimos dos recogidas conjuntas.

¿En qué estado os habéis encontrado las cuencas de Gipuzkoa?

Hemos retirado casi dos toneladas de basura marian. Es una cifra que impacta porque lo hemos recogido en la costa, a pie, por lo que nos da una pista de todo lo que puede haber en el mar. La basura marina está repartida en el mar, pero la gran mayoría de la basura, hasta un 70%, se acumula en los fondos marinos. Lo que vemos flotando y lo que llega a nuestras costas no es más que un 30% de lo que hay en el mar. Estas dos toneladas son una llamada de aviso a lo que puede haber en el fondo del mar.

Los niños y niñas y adolescentes se han dado cuenta de que los residuos más abundantes eran plásticos, cosas que podemos usar todos y todas, y eso les ha hecho reflexionar.  Lo que más les ha impactado ha sido ver los microplásticos, que son la amenaza invisible.

¿Cuál crees que ha sido la clave para lograr la participación de tantas personas?¿Cómo ha sido su respuesta?

Han entendido que la solución está en nuestras manos. Somos parte del problema, pero también de la solución. Todas ellas, se han sentido muy empoderadas y muy motivadas. La mejor parte del proyecto ha sido cada una de las 2023 personas que hemos conocido. Los hemos acompañado y los hemos motivado para que sean una gota más de esta marea. Ver cómo todos y todas, si remamos en la misma dirección, podemos cambiar el rumbo del planeta es algo bonito, inspirador y esperanzador.

¿Cuál ha sido el reto principal al que os habéis enfrentado?

El año pasado teníamos una planificación según la cual el proyecto tenía que terminar en julio. Pero con el covid se tuvo que adaptar todo lo que teníamos planeado: posponer actividades, buscar un plan B para las actividades presenciales. Fue muy bonito ver cómo los colaboradores le daban prioridad a seguir adelante con las actividades y desarrollaban alternativas. La última opción era abandonar. Fue un reto que nos pillara en medio de este confinamiento, pero contamos con el apoyo de las entidades colaboradoras y colectivos participantes para poder realizar las acciones lo alargamos a diciembre.

¿Se han cumplido los objetivos del proyecto? ¿Qué valoración hacéis?

Hemos superado el objetivo que teníamos de retirar 1 tonelada. Pero además de eso, lo más gratificante ha sido ver la implicación de todas estas personas y cómo con su actitud y sus acciones han hecho posible el proyecto. Distintos representantes de los cuatro colectivos vinieron al acto de clausura al Kursaal y pudimos entregarles diferentes diplomas. Ver que han formado parte de una gran masa ha sido super motivador.

Evento cierre Plastifisharen Kostera

 

¿Cómo podemos seguir aportando soluciones a nivel individual? 

La amenaza de las basuras marinas no es más que un ejemplo de la gran crisis ambiental que tenemos en la tierra, de nuestros hábitos de consumo. Necesitamos reconectar con la naturaleza. No estamos aquí para destruirla si no para cuidarla y tenemos que ser conscientes de que nuestros actos tienen un impacto directo en nuestra salud y la del planeta. Nosotros somos parte del problema y parte de la solución y podemos hacer algo, aún estamos a tiempo. Tenemos que empezar ya y pasar a la acción con pequeños gestos que se vayan convirtiendo en hábitos, interiorizar esos gestos para que formen parte de nuestro día a día. No es suficiente con recoger y reciclar hay que incidir en la prevención, empezando por nuestros hábitos de consumo.

¿Qué crees que es importante para continuar con esa labor de concienciación y educación de los más jóvenes? 

Primero hay que abrir los ojos, dar a conocer el problema y sentirlo como propio. Uno solo protege lo que ama y ama lo que conoce. El primer paso es la información, la concienciación, y luego el sentimiento, sentirlo como algo propio, y en tercer lugar, la conservación: pasar a la acción.

¿Qué proyectos tenéis a futuro?

Platifisharen Kostera va a seguir en marcha. Ya está preparada la edición 2021, vamos a seguir implicando a distintos colectivos para trabajar en la prevención de las basuras marinas. Vamos a trabajar más con los agentes marítimos, queremos extender el trabajo a toda la costa de Gipuzkoa, crear una red de vigilantes marinos, formando a estos grupos referentes para que sean ellos los que transmitan el mensaje del cuidado del medio ambiente a la ciudadanía y seguiremos trabajando con colegios.

Puedes conocer más sobre este proyecto aquí