Ternua ha mantenido desde su creación en 1994 un compromiso firme con la sostenibilidad y una actitud de búsqueda constante de formas de minimizar el impacto negativo de su actividad en el medio ambiente. Y todo ello, por supuesto, sin dejar de producir prendas de la más alta calidad que protejan también a quienes las visten.

Fue gracias a ese doble compromiso con el medio ambiente y con las personas como nacieron los Proyectos Singulares. Los Proyectos Singulares buscan explorar formas de reducir cada vez más la huella que dejamos en el planeta, a la vez que agrandamos la que dejamos en la conciencia de nuestra sociedad.

 

“Ternua no puede hacer cualquier cosa. Tenemos muy claro qué queremos hacer y cómo hacerlo. Y, por eso, utilizamos los materiales, recursos y procesos más sostenibles posibles, teniendo siempre en cuenta que el producto debe cumplir con la función que cada actividad requiere.”
Edu Uribesalgo

Estos son los Proyectos Singulares que Ternua ha puesto en marcha hasta el momento y que, con toda seguridad, son solo los primeros de una lista que esperamos sea muy larga.

ARTILESHELL

En Gipuzkoa, la oveja latxa forma parte del paisaje. Dado que es una de las dos únicas razas que se pueden emplear en la elaboración del queso DOP Idiazabal (la otra es la carranzana), la latxa es tan común en los pastos gipuzkoanos como lo son el haya y el roble en sus bosques. Es una raza eminentemente lechera, aunque también produce buena carne debido a que pasta durante todo el año. Sin embargo, su lana apenas tiene utilidad comercial.

De su vellón procede, precisamente, su nombre. Latxa significa tosco, áspero, en euskera. Eso da una buena idea de las características de su lana, que es larga, basta y grasa. Con ella es muy complicado hacer tejidos, y por eso su uso se ha restringido tradicionalmente al relleno de colchones y a la confección de alfombras. Lejos de ser un simple caso de desaprovechamiento, la lana de la oveja latxa representa un problema para los ganaderos, que extraen anualmente unas 2.000 toneladas de lana que debe tratarse como residuo.

Sin embargo, en ese pelaje improductivo está el secreto de la primacía incontestable de la latxa en Euskadi. Donde otras razas, como la merina, no han sido capaces de prosperar, la latxa pasta todo el año sin problemas, inasequible al frío, la humedad y el viento, gracias a las particulares características de su vellón. La posibilidad de reciclar un recurso local con esas propiedades, que además se estaba catalogando de residuo, suponía un reto para Ternua; un reto que afrontamos por primera vez en 2009. Lo llamamos Artileshell. Fue un camino largo, y no lo hicimos solos. Nos acompañaron la asociación Mututbeltz, dedicada a la promoción de la oveja carranzana, e Illetegia, una pequeña empresa de manufactura de lana del país vasco francés. Este proyecto también contó con la colaboración de Ihobe, la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco y con ayuda del Fondo Europeo de desarrollo regional.

La primera parte del proceso de Artileshell no difiere del de cualquier otro tipo de lana. Los esquiladores extraen los vellones de una sola pieza, se hace una primera selección a mano para descartar los más sucios y se lava el resto para poder procesarlo. El problema se presentaba, una y otra vez, al tratar de hacer napas a escala comercial. La napa es un paño de fibras textiles que salen de una máquina cardadora con un espesor constante y una anchura uniforme. Las primeras pruebas que llevó a cabo Iletegia demostraron que era posible hacerlas a pequeña escala, en máquinas de tamaño reducido. Sin embargo, cuando tratábamos de replicar el proceso en máquinas de tamaño industrial surgían los problemas. Allí donde lo probamos, y fueron varias plantas de procesado, nos dijeron que era imposible; que no se podía ir en contra de la naturaleza.

Estaba claro que la lana de la oveja latxa nunca serviría para hacer tejidos… con aquellas máquinas. Así que Iletegia se propuso desarrollar una solución propia. Después de mucho tiempo buscando la forma fabricar napas a escala comercial, por fin dio con ella.

El resultado es una napa ligerísima de increíbles propiedades aislantes, antibacterianas, termorreguladoras, que es ignífuga, que funciona bien en mojado… y que puedes encontrar en las prendas Artileshell de Ternua. Un aislante kilómetro cero fabricado a partir de un recurso tradicionalmente desaprovechado.

artileshell

COLORCYCLE

Se calcula que la producción industrial de tintes y productos de acabado para la industria textil es responsable del 20% de la contaminación del agua potable. Siendo el compromiso con el medio ambiente uno de los valores principales de Ternua, encontrar una alternativa sostenible a los tintes industriales era, más que un reto, un deber ineludible. Colorcycle es el resultado de esa búsqueda.

Colorcycle comenzó con una iniciativa mucho menos ambiciosa que llamamos NutcycleNutcycle consistía en la colaboración de Ternua con varias entidades para llevar a cabo la recolección de cáscaras de nuez en las sidrerías del País Vasco con vistas a su reconversión en tintes orgánicos. La elección del residuo no es casual, en Euskadi, donde durante la temporada de sidrerías se consumen en torno a 55.000 kilos de nueces, la cáscara de nuez es un recurso abundante y de proximidad.

Nutcycle dio sus primeros pasos con la recolección de 500 kilos de cáscaras en cuatro sidrerías gipuzkoanas. Esta materia, una vez triturada y procesada, nos permitió generar un tinte natural con las mismas propiedades que el sintético, pero mucho menos contaminante.

Y entonces empezamos a mirar a nuestro alrededor con nuevos ojos. Y nació Colorcycle.

Hoy sabemos que existe una lista inacabable de residuos orgánicos que pueden utilizarse para elaborar tintes siguiendo un proceso parecido al que utilizamos con NutcycleColrocycle es, pues, una extensión de la misma idea.

Hasta el momento hemos experimentado y desarrollado tintes con residuos de romero, remolacha, palmera americana, olivas y cáscaras de castaña. Colorcycle es, evidentemente, un proyecto abierto. Y seguirá siéndolo mientras podamos encontrar nuevos productos de los que extraer tintes orgánicos que permitan hacer nuestra producción más respetuosa con el medio ambiente.

nutcycle

SEACYCLE

Pocas cosas ilustran mejor el impacto negativo de la actividad económica de la humanidad sobre el planeta que la de una simple botella de plástico flotando en el mar. Y lejos de ser meramente un problema medioambiental, cosa que ya sería suficiente para preocuparse, la presencia de plásticos en el océano representa, en última instancia, un riesgo para nuestra salud porque, como ahora sabemos, estos desechos, una vez degradados, terminan en la cadena trófica. Es decir, acabamos comiéndonos el plástico que vertemos al mar a través del pescado que consumimos; nos lo comemos, por cierto, junto con los metales pesados que también vertemos al océano.

Pero el plástico es también un material fabuloso de propiedades increíbles. El hecho lamentable de que lo usemos para generar productos de un solo uso no lo hace menos interesante como material. Y es, además, un material muy utilizado en la industria textil.

Seacycle es nuestro proyecto singular relacionado con los plásticos vertidos al mar. Consiste en la recogida de residuos flotantes a cargo de tres buques pesqueros reconvertidos para esta tarea. Las “capturas” obtenidas se mezclan con otros deshechos procedentes del contenedor amarillo en una proporción 30%-70%, y con esta materia se elabora hilo de poliéster. Ese hilo es el que después utilizamos para crear un tejido innovador de gran calidad con el que confeccionamos prendas de alta tecnicidad y diseño único, como nuestras camisetas Arete, Dyno, Mactan o Parker, de la colección Climvibe Series.

seacycle

REDCYCLE

En 2015 Ternua puso en marcha una iniciativa en colaboración con varias instituciones, cofradías y pescadores vascos para dar salida a un problema medioambiental poco conocido. Durante décadas, las redes de pesca deterioradas se han abandonado en el mar o acumulado en tierra. Eso supone toneladas de material languideciendo en fincas y naves o, peor aún, contaminando los fondos marinos, que son, al fin y al cabo, los mismos ecosistemas de los que depende la propia actividad pesquera.

La idea consistía en recuperar esas redes y reconvertirlas para su uso en la confección de prendas. Para ello nos asociamos con la empresa Aquafil, que ha desarrollado un método específico de transformación de desechos de nylon en un tipo de hilo que ha bautizado con el nombre de ECONYL.

El proceso, pues, es el siguiente:

  1. Ternua se involucra en la recogida de redes en las diferentes cofradías gipuzkoanas y bizkainas de Bermeo, Getaria y Hondarribi.
  2. Las redes recolectadas son enviadas a Eslovenia, donde Aquafil prepara, desmenuza y limpia los residuos para enviarlos a la planta de regeneración de ECONYL®.
  3. En la planta de ECONYL los residuos comienzan su viaje a través de la regeneración, volviendo a la materia prima y convirtiéndose en hilo ECONYL®.
  4. Este hilo es enviado a Barcelona, donde se desarrollan los tejidos.
  5. De vuelta en Euskadi, los tejidos se llevan a Mondragón, donde comenzamos el proceso de diseño y desarrollo de las prendas.

Las redes de pesca desechadas terminan así convertidas en prendas recicladas, reciclables a su vez y, sobre todo, respetuosas con el planeta.

Redycycle es, además de un proyecto singular, una acción de concienciación. Un intento de mentalizar a las futuras generaciones de que todo ciclo económico debe ser circular, sin cabos sueltos. La sostenibilidad no es solo una palabra bonita, es la única manera de que cualquier actividad humana pueda mantenerse en el tiempo.

 redcycle

WEARCYCLE

Wearcycle es, tal vez, nuestro proyecto singular más lógico, el que mejor representa el concepto de economía circular. Porque Wearcycle consiste en algo tan básico como el reaprovechamiento de residuos textiles para su utilización en la propia industria textil. Es decir, es el reciclaje en su estado más puro.

Este proyecto, igual que el de Artileshell, ha contado con la colaboración de Ihobe, la Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco y con ayuda del Fondo Europeo de desarrollo regional, además del grupo empresarial de economía social Gureak.

Todos los años las lavanderías llevan a los vertederos miles de kilos de prendas en mal estado. Muchas de estas prendas contienen o son de algodón, un tipo de fibra de alto valor cuya elaboración demanda una cantidad enorme de recursos, sobre todo agua. Por suerte, el algodón es también una fibra fácilmente reciclable, razón por la cual no se entiende que tantos residuos acaben en el vertedero.

Wearcycle comienza con la recolección de prendas desechadas, algo que conseguimos gracias a la colaboración con Gureak, que regenta varias lavanderías de hoteles y hospitales. Estas prendas se envían a la fábrica Belda Lloréns, que crea con esos deshechos un hilo altamente resistente y totalmente sostenible. Para ello mezcla las fibras recicladas con algodón orgánico en una proporción del 50%. Ese hilo se utiliza después en la elaboración de telas, que son las que después utilizamos en Ternua para la confección de nuestras prendas.

wearcycle