Un artículo de Albert Bosch, aventurero y escritor. 

En España no hay mucha tradición de Expediciones Polares. Somos muy potentes en otras disciplinas en el entorno natural, pero por nuestra latitud y geografía no estamos próximos al espíritu de exploración de los grandes espacios del Ártico o la Antártida.

Mi vida de aventuras y expediciones me ha llevado a aproximarme a estos entornos, de los que a lo largo de los años me he ido enamorando y he realizado ya bastantes proyectos tanto en el norte como en el sur. He hecho muchas travesías polares en el Ártico: Mar Báltico (Finlandia-Suecia), Laponia Sueca, Lago del Gran Esclavo (Canadá), Lago Inari (Finlandia), Lago Onega (Rusia); y una muy especial en la Antártida: travesía integral desde el mar hasta el Polo Sur en total autosuficiencia (48 días totalmente solo). Y a partir de allí os comparto algunas reflexiones que os pueden servir tanto para plantearos alguna aventura polar como para ayudaros a organizarla.

Estas aventuras son remotas y sin contacto con lugares habitados.

Lo más importante en una expedición polar es que vamos a ir a un lugar remoto, extremo y muy puro. Hay pocas actividades que permitan aislarse tanto de la civilización como las expediciones polares, pues allí tenemos toda el agua necesaria (en forma de hielo y nieve), y con un poco de combustible y la comida y material necesario en nuestro trineo, podemos estar mucho tiempo sin contactar con nada ni nadie. La preparación logística y mental serán claves para el éxito de nuestro proyecto.

Ruta y logística de una expedición polar

Habrá que planificar muy bien la ruta, conocer el terreno al detalle e identificar todos los puntos clave.

Preparar bien la ruta de expedición polar que queremos seguir, el punto de entrada, el de fin y recogida, y los puntos clave para una posible evacuación, interrupción del proyecto o para gestionar algún peligro especial. Deberemos conocer muy bien el terreno a recorrer durante la expedición polar, los estados del hielo (grosor y grietas), posibles recorridos de motos de nieve o barcos rompehielos, cabañas o poblaciones cercanas, etc. Tener bien preparado el recorrido y algunas alternativas en el GPS, y siempre llevar un dispositivo de emergencia y un mapa físico por si acaso. En algunas zonas hay restricciones de paso o se piden permisos especiales y ello requiere gestionarlo con mucho tiempo de antelación. Siempre hay que planificar contando con algunos días de margen. Ir con los días justos es un error frecuente, y aquí no se puede controlar todo, y es posible que una tormenta o cualquier percance nos retrase algún o algunos días.

expedicion-polar

Material necesario

En una expedición polar no podemos llevar cosas de más y “por si acaso”, o de menos y que luego nos hagan falta. Al movernos totalmente autónomos durante muchos días, hay que ser muy estrictos en la preparación del material, para que no falte ni sobre nada esencial.

Debemos ser muy estrictos con el material para que no sobre ni falte nada esencial.

Hay que prepararse para frío extremo y para pasar un poco de calor, pues aunque estemos en zonas polares, con el esfuerzo físico y en días buenos, no siempre se puede ir muy abrigado. Lo mejor es equiparse por capas (como en la montaña, pero con más piezas), pero sobre todo poder encontrar el buen equilibrio para las horas de marcha, cuando hay que estar ligero, protegido, pero sin sudar mucho, pues luego el sudor se congela dentro del abrigo y nos puede provocar una humedad muy incómoda al descongelarse. Esto sirve también para los calcetines y los guantes. Según las botas que llevemos, los calcetines no pueden ser muy extremos para las horas de marcha, aunque será difícil esquivar las dichosas ampollas a lo largo de la ruta. En cuanto a los guantes, importante llevar de 3 o 4 tipos diferentes: Unos bastante delgados para trabajar dentro de la tienda o fuera para hacer cosas que requieran precisión. Otros más intermedios y con dedos para todos usos (montar tienda, recoger nieve, o avanzar en la ruta también… serán los que más usaremos). Unas manoplas de plumas o primaloft potentes. Según la travesía, llevar unas super manoplas para condiciones muy extremas (aunque tengo que decir que en más de 170 días de travesías polares, sólo una vez he usado estas súper manoplas). También es clave proteger bien la cara, con gorros de distintos grosores según la temperatura, bragas para el cuello y la cara, gafas de ventisca y máscara de neopreno para el caso de mucho frío. No se usará todo siempre, pero hay que prever que habrá momentos en que no se podrá dejar ni un milímetro de la cara expuesto al frío y el viento.

Para calentar agua, en estos entornos tanto frío es mejor utilizar “White Gasoline” (Gasolina Blanca), que no ensucia mucho, tiene un mejor comportamiento calorífico que el gas a muy bajas temperaturas, y está disponible en muchos sitios.

Importante utilizar una tienda espaciosa. En una expedición polar estamos en un entorno muy frío e incómodo, con muchos trastos a gestionar. Ir con una tienda muy ajustada para el grupo que seamos será algo de lo que seguro que nos arrepentiremos.

expedicion-polar

Para dormir durante una expedición polar es básico llevar un aislante o esterilla para debajo de la colchoneta hinchable que utilicemos. Aparte de estar un poco blanditos es básico aislarse del frío y la humedad. Un saco potente de plumas (nunca nos arrepentiremos de que sea un poco más cálido de lo necesario), y una funda de vivac por si hay mucha humedad (especialmente en travesías por mares o lagos helados). Unos peucos de plumas con una suela un poco aislante serán básicos tanto para estar dentro de la tienda como para salir rápido al exterior a hacer pipí u otras necesidades.

Para el tema de energía calcular bien la autonomía diaria necesaria, llevar baterías de reserva y una buena placa fotovoltaica para cargar todos los aparatos.

Imprescindible llevar todo muy bien clasificado y ordenado. En una expedición polar los espacios son limitados y toda gestión será costosa y debemos ser muy eficientes en la búsqueda de cada cosa que necesitemos en todo momento.

Uno de los grandes retos de estas expediciones es preparar la comida que hay que llevar. Acertar con las calorías y nutrientes que necesitamos, con el peso y volumen que podemos llevar, que sea comida práctica y que además nos sea apetecible en este entorno y condiciones será el mayor quebradero de cabeza que tendremos en la planificación del proyecto.

Entrenamiento físico y mental

Las expediciones polares no son tan exigentes en el corto plazo como otras modalidades más “deportivas”, como el alpinismo, o las ultra maratones, o el esquí de montaña, etc. Pero la acumulación de tantas horas de marcha en entornos extremos y monótonos requieren una preparación especial.

Sobra decir que para una expedición polar hay que estar bien preparado físicamente, aunque no tengamos que ser ni los más rápidos ni los más fuertes. Nuestra base aeróbica y anaeróbica debe ser buena, pero debemos reforzar sobre todo la parte de la espalda por tener que tirar de un trineo tantas horas al día, y la parte de elasticidad, al estar en posiciones muy incómodas dentro de la tienda durante mucho tiempo.

Será tanto o más clave la preparación mental que la física.

El entreno en frío extremo es difícil de preparar, pero la clave más que un entreno específico es tener experiencia acumulada en situaciones de alta montaña o de zonas polares, para ser muy eficiente en el uso de las prendas necesarias para protegerse en cada momento, y saber ampliar nuestra zona de tolerancia al frío, sin pretender estar cómodos en todo momento. Hay que saber apurar un poco en cada temperatura, para no entrar en riesgo de congelación o hipotermia, pero sin tener que estar constantemente poniéndose las prendas que me aporten confort total.

expedicion-polar

La parte mental es la más difícil de preparar para las expediciones polares. En otras modalidades de deporte o aventura las situaciones y los paisajes van variando constantemente y ello distrae a la mente lo suficiente como para no entrar en el aburrimiento y la desmoralización. Pero en las regiones polares la monotonía es casi la norma, y estaremos horas y días avanzando en un movimiento constante, en situaciones y paisajes casi exactos. Hay mucha gente que viene de otros deportes que no soporta ese “aburrimiento” y no supera esta rutina constante. En mi caso reconozco que no es la actividad que más me divierte, pero si quiero pura diversión tengo otros muchos proyectos para realizar; en cambio aquí consigo conectarme con la naturaleza más pura, tener la sensación auténtica de aislarme de la civilización, estar en una especie de meditación personal muy potente, y tener la ocasión de sentirme muy conectado con el momento presente y el entorno en que me encuentro. Muchos otros retos deportivos o aventureros se pueden realizar a base de superación y ponerse objetivos muy concretos, y en las expediciones polares esto es necesario pero no suficiente. Aquí se requerirá ser auténtico en el porqué se quiere hacer esta aventura, atreviéndose y motivándose para hacer una gran expedición en un lugar remoto a la vez que en nuestro propio interior, pues si no sabemos estar bien y en equilibrio con nosotros mismos, no aguantaremos la dureza mental de estos proyectos, y tendremos que desistir mucho antes de lo que pensamos.

 

En este texto sólo he podido hacer una pincelada de algunos aspectos a tener en cuenta en la preparación de una expedición polar, pues por falta de espacio no es posible profundizar mucho más. Una aventura en el Ártico o la Antártica es una empresa difícil de organizar, un verdadero reto logístico y de organización que por un lado es muy pesado y por otro hacen a esta modalidad muy interesante. Seguramente es una de las especialidades que dan más sentido al concepto “Aventura”, pues comportan mucha organización, incertidumbre, planificación, gestión del riesgo y desplazamiento a lugares remotos. En estas expediciones se marca claramente la diferencia entre lo que es una auténtica aventura y lo que son actividades puramente deportivas, que por muy duras y exigentes que sean, nunca comportarán estos factores clave de gestión y de riesgo.