Elegir la prenda adecuada para actividades de montaña no es una cuestión de estilo, sino de prestaciones, de funcionalidad y de comodidad. En montaña, contar con contar con el equipamiento adecuado puede marcar la diferencia entre una experiencia agradable y una jornada llena de incomodidades… o algo peor. El asunto, evidentemente, es tanto más importante cuando la prenda en cuestión está destinada a protegernos del agua o del frío. Hace poco hablamos de tratamientos de repelencia al agua, impermeabilidad y transpirabilidad; hoy, en cambio, vamos a centrarnos en el aspecto térmico. 

Cuando se trata de mantener el calor, existen fundamentalmente dos opciones: los rellenos de pluma y los rellenos de fibra sintética. Ambas opciones buscan ofrecer aislamiento térmico, pero cada una tiene unas características particulares que la hacen destacar sobre la alternativa dependiendo de la situación. ¿Qué características son esas? ¿Qué tipo de relleno se adapta mejor a mis necesidades? Veámoslo.

Rellenos de Pluma: Ventajas y Desventajas

El relleno de pluma es conocido por su increíble relación peso/aislamiento. Gracias a su estructura natural, la pluma crea pequeñas cámaras de aire que atrapan el calor corporal, haciendo que las prendas y artículos que la incorporan como aislante sean extremadamente cálidas y ligeras. Por si eso fuera poco, la pluma es muy compresible, de manera que si apretamos la prenda o el saco para forzar la salida de todo el aire que contiene, su volúmen se reducirá enormemente y ocupará muy poco espacio en la mochila.

Sin embargo, la pluma tiene algunos inconvenientes. El principal y mejor conocido es su escasa resistencia a la humedad. La pluma natural es muy hidrófila, de manera que, cuando se moja, pierde gran parte de su capacidad aislante. No solo eso, sino que, además, tarda mucho en secarse. Si nos sorprende un chaparrón y nuestra prenda se moja, deberemos desapelmazar la pluma en sus celdas a medida que la secamos, lo cual, dependiendo del tipo de diseño de celdas que tenga, puede ser un proceso tedioso. Esto la hace menos adecuada para condiciones húmedas o lluviosas, algo que algunos fabricantes han tratado de solucionar aplicando tratamientos hidrófubos en las propias plumas. 

Otro inconveniente de estas prendas es que requieren un cuidado especial para mantener sus propiedades a lo largo del tiempo: Deben almacenarse “hinchadas”, nunca comprimidas; y, cuando las guardemos en la mochila, debemos llevarlas embutidas en sus fundas de compresión, no dobladas. Así evitamos que la pluma quede “pegada” en las celdas por las que se producirían las dobleces. 

En cuanto a los lavados, existe un mito que dice que hay que lavar las prendas de pluma con pelotas de tenis, que al rebotar evitan que se apelmacen las plumas. Esto es falso. De hecho, lo recomendable es lavar estas prendas en lavandería, donde sabe cómo tratarlas y donde cuentan con máquinas profesionales. Y es que una de las pegas de estas prendas es que son capaces de absorber tal cantidad de agua que, aún después de la fase de vaciado, pesan demasiado y pueden impedir que una lavadora doméstica inicie la fase de centrifugado. 

La pluma tiene también otro gran inconveniente: la forma en la que se produce, en algunos casos, provoca un gran sufrimiento animal. Es por eso que Ternua utiliza exclusivamente pluma reciclada Neokdun en sus prendas. Este tipo de pluma proviene de productos reciclados, ofreciendo un aislamiento térmico de alta calidad mientras promueve la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente. Neokdun garantiza un rendimiento excelente en términos de calidez y compresibilidad, y su pluma es sometida a estrictos controles de calidad para asegurar su efectividad en todas las condiciones climáticas. Con este enfoque, se busca reducir el impacto ambiental de las prendas de pluma sin comprometer su  rendimiento superior.

Rellenos de Fibra Sintética: Ventajas y Desventajas

El relleno de fibra sintética está diseñado para imitar las propiedades aislantes de la pluma, aunque no iguala su relación peso/aislamiento ni su capacidad de compresión. En este último aspecto, de hecho, podría decirse que las prendas con relleno de fibra apenas se pueden comprimir, dado que no acumulan aire que pueda expulsarse. Por lo tanto, si el volumen es un factor a tener en cuenta, los rellenos de fibra nos son una buena opción. 

Sin embargo la fibra sintética tiene un grandísimo punto a su favor, y es que mantiene su capacidad de aislamiento intacta incluso cuando está mojada. Teniendo en cuenta que hablamos de prendas para practicar una actividad a la intemperie, esta es una capacidad que no se puede menospreciar. 

Los rellenos de fibra han venido aportando otra ventaja: Al tener una estructura estable, solían mantenerse en su sitio en todo momento. Sin embargo, en la actualidad existen rellenos sintéticos que, como la pluma, no son estables; es decir, que no son un paño continuo, sino un montón de “copos”. Se busca con ello imitar las propiedades de aislamiento/compresibilidad de la pluma. Estos rellenos funcionan estupendamente, pero, al no ser estables, requieren, como la pluma, de estructuras de celdas. 

Hay dos tipos de estructura de celdas (y esto es válido para ambos tipos de prenda). La sencilla consiste en coser el tejido exterior al interior. Es un método de fabricación sencillo, pero tiene el inconveniente de que las costuras se convierten en puntos fríos. El otro método consiste en intercalar una tira de paño entre la costura exterior y la interior y, además, evitar que ambas coincidan, con lo que se elude el problema de los puntos fríos.

La calidad importa

Escoger entre pluma o fibra no es tan sencillo como fijarse meramente en aspectos como el peso, el volumen y las condiciones en que vayamos a usar la prenda. Lo cierto es que hay rellenos de pluma de buena calidad y hay rellenos de pluma de mala calidad; y lo mismo puede decirse de la fibra. 

La calidad de la prenda se mide en FP, de Fill Power, es decir, capacidad de hinchado. Esto es así porque la capacidad de aislamiento está relacionada con su capacidad de retener aire. Los FP se expresan en cuins y, como referencia, podemos decir que las prendes y los artículos de montaña suelen moverse en el rango de 600 y 800 cuin, aunque podemos encontrar valores superiores. 

En el caso de la fibra la cosa se complica porque no existe unanimidad entre los fabricantes atenerse a una escala. La más aceptada es la que relaciona superficie de tejido (em m2), temperatura (en grados Kelvin) y transferencia de energía (en vatios). Con esto se crea una unidad llamada clo. El sistema no resulta muy práctico porque apenas proporciona amplitud de rango; entre una persona desnuda y una persona vestida con un mono de expedición median 4 ridículos clos. 

En Europa, la capacidad de aislamiento de los sacos de dormir se expresa de forma mucho más sencilla y, además, unificada para cualquier tipo de relleno, gracias a la norma EN 13537, que establece unas temperaturas de confort, límite y extrema. 

Por otra parte, no todo se reduce al tipo de relleno: hay prendas bien construidas y prendas mal construidas. Una prenda que tenga las celdas mal cosidas, por ejemplo, puede hacer que el relleno de pluma, por muy bueno que sea, termine acumulado en cualquier parte después del primer lavado, comprometiendo seriamente su capacidad de aislamiento. Así que, tal vez, lo mejor cuando tengamos que escoger entre un tipo de relleno u otro, sea hacerse varias preguntas: 

—¿Para qué quiero la prenda?

—¿Voy a cargar con ella durante la actividad?

—En tal caso, ¿cuánto volumen me supondría un problema?

—¿Voy a usar la prenda en condiciones de humedad?

—En tal caso. ¿Va a estar la prenda realmente expuesta a dicha humedad?

—¿Conozco a este fabricante? ¿He oído hablar de él? 

—¿Esta prenda está bien construida? ¿Las celdas están cosidas o pegadas? ¿Qué aspecto tienen las costuras? ¿La prenda tiene refuerzos en zonas críticas?

Lo que está claro es que han quedado muy atrás los tiempos en los que nada se podía comparar al relleno de pluma. Hoy en día, la elección depende de muchos factores y no hay una respuesta única a la pregunta: ¿Es mejor la pluma o la fibra?