Miriam Marco: “Las mujeres tenemos mucho que aportar en la profesión de guía de alta montaña”
“Las mujeres tenemos mucho que aportar en la profesión de guía de alta montaña”, dice la friend de Ternua Miriam Marco contando su experiencia tras cinco años de formación en guía de alta montaña. Cinco años que la han llevado a convertirse en la primera mujer española guía de alta montaña TD3. Todo un hito en un mundo dominado principalmente por hombres: en España hay 147 guías, todos hombres. Un tiempo en el que ha tenido que ir superando centenares de retos y pruebas vinculadas a la escalada, el alpinismo y al esquí. Nos cuenta que para ella ha sido un camino de “aprendizaje constante”, “motivante” y “muy exigente”, pasando incluso por un grave accidente.
Desde Ternua estamos orgullosos de contar con ella entre nuestros friends. Entre otros hitos y proyectos, Miriam ha sido una pieza clave en el desarrollo de nueva última colección de ropa técnica de alpinismo Protech Series, con prendas especialmente pensadas para adaptarse al cuerpo femenino y testeadas en Pirineos con Miriam y otros alpinistas (descubre aquí Cómo hemos creado Protech Series). Ella misma nos contaba: “Tener la libertad de movimiento adecuada en cada instante solo te lo puede dar una prenda hecha pensando en la fisionomía femenina. Más en el alpinismo donde se conjugan disciplinas como el esquí, la escalada y el trekking entre otros. Si quieres rendir al máximo te tienes que sentir cómoda y confiada con tu equipación y esta confianza solo la logras cuando sientes que hasta el más mínimo detalle se ha cuidado para tu máximo confort.”
Compartimos a continuación su testimonio y su voz como mujer alpinista, que llama a otras mujeres a hacer de la montaña su espacio y profesión.
Un texto de Miriam Marco, alpinista y guía de alta montaña.
Ser guía de alta montaña es una profesión exigente a la vez que gratificante. Por poder trabajar con personas que comparten la misma pasión que tú y sentirte capaz de ayudarlos a lograr una cima, una travesía o una escalada. Eso te hace sentir que tu trabajo vale la pena. También es verdad que a veces puedes estar un poco cansada para darte cuenta, pero en cuanto pasa el tiempo necesario y desaparece el cansancio, siempre notas esa gratificación de haber compartido y ayudado.
Es gratificante trabajar con personas que comparten la misma pasión que tú y sentirte capaz de ayudarlos a lograr una cima, una travesía o una escalada.
Desde los albores del alpinismo, los guías han sido parte importante. Al principio eran lugareños de valles alpinos, en su mayoría pastores, carpinteros o herreros que eran contratados por adinerados turistas de las grandes urbes para que les ayudaran en sus gestas alpinas. Estos primeros guías eran grandes escaladores que arriesgaban sus vidas. No tanto por la gloria de las cimas sino más por un buen jornal con el que ayudar a sus familias a pasar el invierno. Con el tiempo estos pioneros fueron transmitiendo su saber y experiencia durante generaciones, hasta que, finalmente, se creó la profesión en los países del arco alpino.
La profesión exige mucha dedicación y sobretodo mucha motivación.
Ser guía de alta montaña, hoy
Durante cinco años de formación deberás mejorar tu nivel técnico y dominar las herramientas necesarias para llevar a la gente por la montaña en cualquier circunstancia y con el máximo de seguridad.
En la actualidad ser guía de alta montaña UIAGM (acreditación internacional). implica saber desenvolverse en cualquier terreno de alta montaña con destreza y seguridad, ya sea andando, esquiando o escalando. Para acceder a la formación de guías se nos exigirá un nivel alto en disciplinas tan variadas como el esquí de montaña, escalada artificial, escalada en hielo, escalada en roca… Una vez superadas las pruebas, empezarán cinco años de formación. En estos años deberás mejorar tanto tu nivel técnico, como dominar las herramientas necesarias para llevar a la gente por la montaña en cualquier circunstancia y con el máximo de seguridad (lo que será lo más importante luego en tu vida profesional).
Las mujeres tenemos mucho que aportar en esta profesión y les animo a que emprendan el camino para ser guías.
Personalmente, estos años de formación han sido un aprendizaje constante. La profesión exige mucha dedicación y sobretodo mucha motivación. En mi caso, en mitad de la formación sufrí un accidente grave, y, sumado al hecho de ser la única mujer, me ha resultado una formación muy exigente.
Las mujeres tenemos mucho que aportar en esta profesión. Animo a todas a que sientan la montaña como su espacio, que se animen a compartirlo con otras personas y emprendan el camino para ser guías.
Compartimos además una interesante entrevista a Miriam sobre el tema publicada en La Vanguardia.