En montaña, ser 100% autodidacta es una bonita forma de jugar a la ruleta rusa. Disciplinas como el alpinismo o la escalada requieren de ciertos conocimientos técnicos y cierta experiencia “supervisada” que ningún vídeo de Youtube puede darte. En España, esa transmisión de conocimientos se ha dado tradicionalmente a través de los clubes. Pero existe una figura que permite no solo iniciarse en la montaña o progresar en la disciplina que te interese, sino además vivir increíbles experiencias con un gran nivel de seguridad: la del guía de alta montaña. Y es que, en contra del tópico, un guía hace mucho más que conducir a un cliente por una determinada vía; transmite su pasión por la montaña, transfiere sus conocimientos y a menudo descubre a sus clientes lugares insólitos que no hubieran conocido de otra forma.

En Ternua contamos con varios Guías de Alta Montaña en nuestra familia de Friends, así que hemos aprovechado a hablar con ellos entre ascensión y ascensión (es temporada alta en Alpes) sobre su profesión. Esto es lo que nos han contado Miriam Marco, Martín Elías e Iker Madoz.

¿Cuánto tiempo lleváis siendo guías de alta montaña?

MADOZ Llevo dos años trabajando como aspirante a guía de alta montaña. El año pasado terminé la formación, siendo a día de hoy guía de alta montaña UIAGM.

ELÍAS Yo obtuve el título de aspirante en la escuela francesa de montana en 2013 y el de guía en 2015.

MARCO Como guía aspirante y UIAGM, llevo desde 2017. Antes trabajaba en Pirineos como Técnica Deportiva Alta Montaña desde 2013.

¿Cuándo y cómo supisteis que esta iba a ser vuestra profesión?

MARCO Yo empecé como profesora de esquí y quería trabajar con la gente fuera de pista. Eso me llevó a cursar la formación de guía.

ELÍAS En mi caso fue una consecuencia de pequeñas cosas, pero sin duda tuvieron gran influencia en ello mi hermano (Simón Elías) y mi gran amigo Christian Ravier.

MADOZ Yo es que ni siquiera sé si esta será mi profesión; prácticamente acabo de empezar. Pero me gusta mucho y disfruto de ello, así que ya veremos.

¿Cómo es el día a día de un guía de montaña?

MADOZ Es la anarquía. Dependiendo del trabajo, el día puede variar mucho (madrugar, moverte, inestabilidad, compromiso, aventura, desgaste físico, kilómetros de coche, etc.). Por eso, pienso que es importante que te apetezca, que nazca de una ilusión de compartir las montañas con el resto, si no, te puedes quemar rápido.

MARCO Sí que es variado. No se puede describir el día a día de un guía, porque hay muchos tipos de guiajes, ya no solamente por la montañas, que cada una es diferente, sino también por cómo las afrontas. Lo que sí se repite es que estás mirando constantemente las condiciones del día anterior, la meteo, el riesgo de avalanchas.... eso sí que es común a todos los días.

ELÍAS Yo diría que es muy cansado (risas). No, en serio, para mí es el oficio más bonito del mundo, aunque también hay que recordar que es muy peligroso, no nos ocultemos la realidad…

¿En qué zonas soléis trabajar?

ELÍAS Trabajo entre los Alpes y los Pirineos. Antes viajaba más, pero ahora cada vez menos, me gusta trabajar alrededor de casa.

MADOZ Yo también, principalmente, en el Pirineo y en Alpes. También hago viajes que salgan por Europa o el extranjero; pero al llevar poco tiempo como guía, no me he podido mover demasiado. No obstante, en este momento, si me preguntaras a dónde iría a trabajar, te diría que a cualquier punta del mundo.

MARCO Yo cambio bastante. Este año he estado mucho en los Alpes durante el invierno y parte del verano. El año anterior estuve en la Antártida en invierno y en Alpes una parte del verano. Me gusta mucho cambiar de lugar.

¿Cuál dirías que es vuestra especialidad dentro de las muchas actividades que sois capaces de guiar?

ELÍAS Yo diría que me he especializado en realizar guiadas poco comerciales, me gustan las montañas raras y algo técnicas, y la mayoría de mi trabajo está orientado hacia ese tipo de actividades. Luego también hago bastante iniciación al alpinismo en lugares poco frecuentados.

MARCO Yo me definiría más como esquiadora.

MADOZ Lo mío es el alpinismo y la escalada en roca. Pero lo bonito es variar entre todas las disciplinas, para no cansarte de ninguna. Es lo guapo de este trabajo, cada día puede ser, y es, diferente.

¿Cómo valoráis si un cliente está al nivel de la vía que quiere completar si es la primera vez que trabajáis con él?

MADOZ Por un lado hablando con la persona y preguntándole qué ha hecho. Luego, en cuanto le ves hacer algo ya sabes si va a estar a la altura o no.

ELÍAS Yo, para actividades difíciles, normalmente hago un día de preparación. Luego además siempre tengo en mente planes B por si acaso…

MARCO Sí. De todas formas, yo creo que con los años se vuelve más fácil valorarlo. Te das cuenta enseguida. Lo que sí que considero muy importante es valorar bien los puntos de no retorno.

¿Qué ocurre si esta valoración previa no es acertada? ¿Os ha ocurrido alguna vez?

MARCO Pues pasa que te das la vuelta. La capacidad física a lo largo del día se va adaptando, ya sea por la altura o por la falta de entrenamiento, nunca sabes al 100% cómo va a reaccionar el cliente en situaciones de fatiga o de más estrés, pero ese es nuestro trabajo. También es importante lo que digo: valorar el punto de no retorno y la bajada. La gente lo da todo para llegar a cumbre, pero luego, claro, queda bajar…

MADOZ Yo les explico todo bien de antemano, antes de empezar la actividad, y si no están a la altura, intento cambiar de actividad. Si no quisieran, les explicas que hay unos mínimos, y si no se cumplen, habrá que darse la vuelta. Me ha ocurrido tener que cambiar de actividad por falta de nivel; es algo habitual. La adaptación es uno de los ejes principales de este trabajo. Constantemente estás cambiando o modificando algo; principalmente porque estás expuesto a la meteorología.

¿Los clientes suelen ser recurrentes? ¿El que prueba repite?

ELÍAS Yo diría que casi siempre repiten. Si hay buena relación entre un guía y un cliente se establece una relación duradera.

MARCO Yo también creo que  la gente que contrata un guía suele repetir. Y si no es con el mismo, será con otro.

MADOZ Sí, yo me he encontrado de todo; unos repiten y otros (de momento) no.

Después de la pandemia se notó una afluencia mucho mayor de gente a las montañas. ¿Cómo ha influido eso? ¿Hay más trabajo o se ha deshinchado un poco la burbuja?

MADOZ Yo no lo puedo valorar, porque coincidió que empecé a trabajar después de la pandemia; que es justo cuando terminé la parte de formación de guía que me capacitaba a empezar a trabajar como tal.

ELÍAS Yo sí he notado que ahora hay un boom de las actividades al aire libre y eso se nota en la montaña y en nuestro trabajo también. Hay cada vez más trabajo.

MARCO Sí, si, la profesión de guía está en auge. La gente cada vez más busca seguridad en sus actividades en la montaña.

En España ha existido tradicionalmente cierta resistencia a contratar guías, como si culminar una ascensión guiado fuera un demérito. En Europa esto no es así. ¿A qué lo achacáis?

MADOZ Supongo que a la cultura que ha habido durante años, la titulación de guía que se determinó en los Alpes, la profesionalización de esta labor vino antes en los Alpes, etc.
ELÍAS Sí, es sin duda cultural. Aquí nos parece bien pagar 400€ para que nos cambien las ruedas del coche pero no para que un profesional nos lleve a escalar una montaña. De todas formas, por suerte, yo creo que esto está cambiando. Cada vez hay más clientela Ibérica.

MARCO Yo es que nunca he vivido eso. La primera vez que subí al Aneto, con 11 años, fue con un guía. En realidad creo que de alguna forma la profesión de guía siempre ha estado vinculada a todas las grandes ascensiones: Naranjo de Bulnes, Vignemale... Lo que pasa es que en España se hacía en los clubes, aunque no se cobrase por ello; el que más sabia llevaba a los más novatos, pero vamos, que existía la figura del guía.

Un cliente que contrata a un guía no solo completa una actividad, también aprende, gana experiencia, progresa como alpinista. ¿Hasta qué punto diríais que vuestro trabajo está relacionado con esa transmisión de conocimiento?

MARCO Creo que eso está presente en todo momento. Pero además en los dos sentidos: siempre se aprende como guía y como cliente.

MADOZ Totalmente de acuerdo. A cada persona le interesan aspectos diferentes. Hay algunas que no quieren aprender, simplemente que les lleves, y les llevas; en cambio, a aquellas más abiertas a aprender y compartir, les ayudas en lo que puedes.

Pero sí, como dice Miriam, el guía también aprende de las personas a las que ayuda en la montaña. Cada persona tiene su historia y es bonito aprender de cada una de ellas.

En este trabajo puedes sacar a la gente de su zona de confort, llevarle a sus límites o hacer un viaje por las montañas que nunca hubiera hecho. Y eso forma vínculos especiales en los que la gente saca lo mejor y lo peor de sí misma. A veces se sienten vulnerables, totalmente a expensas del guía, ya que por sí solas no sabrían salir de ahí; por lo tanto es importante partir del respeto y de la empatía, entender qué les está pasando por la cabeza, lo que sienten, etc.

ELÍAS La transmisión de conocimientos es una gran parte de nuestro trabajo. Eso y la educación en el respeto a la naturaleza.

¿Qué le diríais a una persona que cree que vuestra profesión está relacionada con la actividad de las empresas que conducen a turistas a cimas como la del Everest?

ELÍAS Que no me llame (risas).

MADOZ Bueno, le diría que puede ser una rama de esta profesión; pero al mismo tiempo le informaría de las demás disciplinas y maneras de ganarse la vida que tiene un guía de alta montaña, que son muchas.
MARCO Si es que es como todo en este mundo capitalista. En el fondo no veo tanta diferencia entre el que sube al Everest con guía y el que sube al Montblanc o al Aneto con guía. En cuanto a las razones, quiero decir; son retos personales, experiencias... Vivimos en un país enfocado al Turismo, así que a mí me resulta difícil criticar lo que hacen en otros países.

Hay ciertas vías o cumbres míticas que todo el mundo quiere alcanzar, pero ¿qué vía/cumbre recomendaríais si la altura y la fama no fueran importantes? ¿A dónde llevaríais a un cliente dispuesto a dejarse sorprender?

MARCO Pues ahora mismo acabo de volver de trabajar en un valle suizo, donde la montaña más alta tenía 3980m. Un lugar sin teleféricos, solitario, salvaje... Estos sitios al margen de las zonas más frecuentadas son los que más me gustan, en cualquier cordillera.

ELÍAS Yo es que de hecho considero que llevar a los clientes a los lugares que son seguros por las condiciones actuales y sorprenderlos con cumbres inhóspitas y alejadas es mi trabajo. Para mí el alpinismo está relacionado con la soledad. Por eso busco actividades raras.

MADOZ Venga yo me mojo (risas) A la Aiguille Noire de Peuterey, para aquellas personas que escalen un poco; al Grand Combin, ya que se ve de todos los lados; y a la Faja de las Flores de Ordesa.

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