En la película La Cima, Mateo (Javier Rey) se enfrenta por primera vez a la montaña más peligrosa del planeta, el Annapurna, con el reto de llegar hasta la cima y cumplir así una antigua promesa. En su ascenso sufre un accidente que le deja inconsciente y gravemente herido. Horas más tarde es rescatado por Ione (Patricia López Arnaiz), una alpinista experimentada que está pasando el invierno en un refugio, sola y alejada del mundo. La Cima narra el viaje emocional de Ione y Mateo, una aventura que les ayudará a reconectarse con la vida y con la naturaleza para encarar su camino. En Ternua hemos podido ser partícipes de este viaje con nuestras prendas y hoy su director Ibon Cormenzana, responde a algunas de nuestras preguntas.

1. La Cima se ha grabado en los Pirineos. ¿Qué retos técnicos ha supuesto grabar allí?

Lo más complejo ha sido encontrar zonas del Pirineo que se parecieran lo máximo posible al Annapurna. En eso nos ha ayudado Jordi Tosas, el alpinista que nos ha ayudado a hacer la película. Él es guía del Annapurna, ha ido durante muchos  años, y también se conoce perfectamente toda la zona de Benasque y Gavarnie.. Por eso, ha sido él quien nos ha asesorado encontrando las pendientes más parecidas al Annapurna, el tipo de piedra que tuviera el mismo color, que la posición de la montaña respecto al sol cuadrara con la cara que estábamos haciendo de ascensión al Annapurna, etc.

Toda esa parte ha sido compleja, pero también ha sido difícil no haber podido ir al Annapurna, que era algo con lo que contábamos en un inicio, pero que debido al Covid y el confinamiento que nos obligaban a hacer en Katmandú. Por eso, tuvimos que conseguir unas imágenes de archivos de

bases de datos, de documentales, de películas del Annapurna e integrar esas imágenes con cosas que habíamos rodado en los Pirineos. A nivel de efectos digitales ha habido un trabajo laborioso de integración de esas imágenes.

2. ¿Cómo han sido las condiciones climatológicas? ¿Cómo habéis hecho frente a ellas?

Ha habido de todo, pero contábamos con ello. Con el frío que hemos pasado etc., pero con lo que no contábamos fue con una lluvia de arena del Sahara. Un día fuimos a rodar al Gallinero y toda la montaña estaba de color rojo, por lo que tuvimos que volvernos a casa.

En una ciudad puede variar un poco el plan diario, pero en esta película teníamos la dificultad de que casi cada día teníamos que adaptarnos y cambiar el plan. Un día que querías que nevara no lo hacía, un día tenías una ventisca que te obligaba a bajar… Cada día teníamos que tener una pequeña aventura de adaptación para poder rodar y si no era lo que teníamos planeado ese día poder ajustarlo a otra cosa e irnos a otro sitio para continuar rodando.

3. ¿Cómo habéis simulado escenas de riesgo en alta montaña con los actores/actrices?

Teníamos a un equipo detrás. Yo hacía un storyboard, con dibujos de los planos que me gustaría ver en cada escena, y ellos con esos dibujos se iban a las ubicaciones. Por ejemplo, iban a Gavarnie para la pared de hielo e intentaban copiar al máximo los planos de los dibujos: haciendo la escalada y con Jordi Florensa, cámara y alpinista, grabando. Por la noche o al cabo de dos días o tres, volvían a Benasque, nos encontrábamos, revisábamos todo y si estaba todo ok pasábamos a otra escena. Si había que repetir algo volvían al mismo sitio e intentaban replicar lo que faltaba para la escena. Ha sido un trabajo con este equipo de segunda unidad y de revisar cada X días con nosotros que todo cuadrada.

4. ¿Cómo ha sido la preparación del equipo ? ¿Habéis contado con guías de montaña, alpinistas para documentaros y apoyaros al moverse por la montaña?

Los actores han tenido una preparación con Jordi Tosas y su equipo. Tuvieron, por ejemplo,  un curso mínimo de escalada en piedra, en hielo, han aprendido a clavar una inyección, a cómo respirar a 7.000m de altura, cómo moverse con los piolets y los crampones de forma más profesional…Tuvieron unas semanas de preparación física y también de entender mejor el mundo del alpinismo y de cómo son los alpinistas que quieren subir allí arriesgando su vida y entender su filosofía.

5. ¿Cómo hacíais para ir livianos en cuanto al material de rodaje? ¿De qué prescindir y de qué no?

Antes de rodar la película, con el cámara y director de fotografía Albert Pascual, que también es un tipo de montaña, intentamos diseñar la película de manera que evitásemos llevar mucho peso y pudiéramos movernos de forma ágil. Hemos rodado con unas cámaras muy pequeñitas, con pocas ópticas, con poco equipo de iluminación para intentar ser lo más ágiles posibles en estos sitios.

En la Renclusa, por ejemplo, que estuvimos rodando, alguna cosa que hacía falta a nivel de arte para decorar el exterior del refugio hizo falta que el helicóptero nos subiera la comida y el resto de cosas.

6. ¿Qué parte ha sido la más dura del rodaje? 

A nivel de climatología el frío ha sido la constante. Pero ha sido acostumbrarse a él, porque como era a diario era conseguir abrigarse lo suficiente. El problema era que no pasábamos más frío media hora,  si no que muchos días estábamos 10-11 horas pasando frío.

Lo más complicado fue el último día que rodamos en la cima, en Gallinero, donde hacíamos la última escena de la película y empezó a haber una fuerte ventisca que se llevaba todo volando. El equipo de producción decidió que teníamos que bajar porque podía correr riesgo gente del equipo.

Tuvimos que bajar hasta el parking de las pistas de Cerler sin haber acabado la escena y la anécdota fue que me dijeron que tenía que acabar ahí la escena. Me tuve que adaptar y buscar un sitio al lado de las pistas y poder rodar el último plano de la película. Pero, como a veces ocurre en el cine, cuando menos te lo esperas se crea la magia en el sitio más insospechado y funciona. Creo que el último plano es muy bonito y funciona muy bien y aunque parece que esté rodado a 7.000m de altura estábamos al lado del parking.

7. ¿Qué significado tiene la montaña en la película? ¿Qué mensajes has querido transmitir a través de ella?

Más que la montaña también es el entorno de los alpinistas. Quería enseñar los valores que creo que son muy importantes y están poco aplicados en nuestro día a día y en la ciudad: el compañerismo, arriesgar tu vida por el otro casi sin conocerte y sin pensar en ti mismo. También el tener una ilusión, un reto que conseguir y el esfuerzo de tratar de conseguir estos retos día a día. Esto es algo que queda muy reflejado en querer subir a un sitio y en lo que hay que hacer para subir, toda la preparación que implica.

A veces me ha pasado que al llegar a la cima de repente, te ves en la nada, rodeado de montañas, solo y a la vez conectado con todo. Esos sentimientos son cosas que me pedían hacer esta película.

8. Hemos preguntado a nuestra audiencia cuál es su cima favorita y ahora nos gustaría saber cuál es la cima favorita de Ibon. 

Aquí en Los Pirineos que me gusten y que haya subido varias veces, está el Aneto en la parte de Huesca y en la zona más catalana y que aunque no es la más difícil pero a la que tengo un especial recuerdo porque cuando me aficioné a correr en la montaña y a hacer carreras de ultradistancia entrenaba mucho por ahí es la del Balandrau.