Autores: Iban González e Iker Martínez, miembros de Asociación sobre el Conocimiento de la Nieve y los Aludes (ACNA).

Aludes y factor humano

Ahora que tenemos la temporada invernal a las puertas, es momento de cambiar el chip y ponernos las pilas respecto a la nieve, los aludes y en general todos los aspectos que debemos controlar en nuestras salidas a la montaña.

Lo primero que podemos hacer es cambiar las pilas de nuestro DVA y comprobar que funciona correctamente. Es más que interesante practicar con el aparato, aunque no haya nieve; y debería ser casi obligatorio sacar tiempo a comienzo de temporada para hacer un buen protocolo de rescate completo, que incluya organización del grupo, búsqueda con DVA, sondeo y paleo. Es momento de recordar que los 15 minutos de tiempo máximo que tenemos para sacar a una persona viva de una avalancha solo los conseguiremos si tenemos muy claras las fases de la búsqueda y tenemos un entrenamiento adecuado.

Amplía esta información en este otro post sobre avalanchas de nuestro friend Alberto Iñurrategi.

Lo segundo que podemos hacer, es releer toda la información que tengamos disponible en casa acerca de la nieve y los aludes. Si tenéis apuntes de algún curso, leerlos, si tenéis libros, leerlos.... A nivel de literatura no dejamos de recomendar el libro de Bruce Tremper "Avalanchas, nociones imprescindibles", un libro ameno, directo y que repasa todos los aspectos fundamentales cuando hablamos de seguridad en terreno de aludes.

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Y lo tercero, y no por eso menos importante, es plantearnos seriamente la posibilidad de hacer un buen curso de seguridad en terreno de aludes. A veces es difícil sacar tiempo de nuestras apretadas agendas para hacer un curso de formación, a veces nos creemos que sabemos mucho de nieve y aludes solo por la razón de que llevamos muchos años haciendo actividad y nunca nos ha pasado nada. A veces será la pereza, a veces el dinero... De lo que no cabe duda es que si hacemos un curso de calidad, nunca volveremos a ver la nieve y la montaña de la misma manera; aprenderemos a mirarla de manera diferente, haciéndole a la nieve y al terreno las preguntas necesarias para poder movernos por la montaña con la mayor seguridad posible. Y aunque esto no eliminará por si solo la probabilidad de sufrir un accidente, al menos ayudará a que la probabilidad sea menor.

¿Por qué tenemos accidentes?

Cuando hacemos formación de seguridad en terreno de aludes, lo primero que presentamos es el triángulo de los aludes, donde cada lado representa un factor en la gestión del riesgo: 

  • el primero, conocido, es el terreno;
  • el segundo, lleno de incertidumbres, es la nieve;
  • y el tercero, con diferencia el mas complicado de gestionar es el factor humano, esto es nuestra toma de decisiones.

Hay gente sin formación y sin experiencia que tiene accidentes al entrar en terreno de aludes, y hay gente con mucha formación y mucha experiencia que también los tiene; bien porque no han analizado correctamente la estabilidad de la nieve o bien porque como humanos que somos, a veces tomamos decisiones erróneas...

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Parafraseando a Tremper, ¿por qué gente inteligente hace cosas estúpidas? aquí es donde entra en juego el factor humano, el cómo pensamos y los atajos mentales que utilizamos para tomar decisiones. El cerebro humano piensa de dos maneras; el pensamiento lógico, reconoce patrones y es capaz de tomar decisiones rápidas. El pensamiento reflexivo, es más analítico ( y por lo tanto más lento) y lo utilizamos para tomar decisiones complejas. Para complicar este proceso, constantemente nos vemos afectados por atajos mentales (heurísticos), que en general nos facilitan la vida enormemente pero que cuando entramos en terreno de aludes nos pueden llevar al desastre. Estos atajos mentales que enumeramos a continuación se pueden encontrar en los reanálisis de la mayoría accidentes por avalancha:

La familiaridad

Nos sentimos mas seguros en terreno conocido, debido al feedback altamente positivo que nos da la nieve; si la nieve es estable el 95% de las veces y a menudo hemos esquiado en una zona sin tener accidentes, tenderemos a pensar que es una zona segura, por lo que el nivel de riesgo que tomemos será mayor.

La aceptación

Tomamos mas riesgos cuando queremos impresionar o seducir a otra persona o a un grupo de personas. El ser humano necesita sentirse reconocido y aceptado.

Compromiso con un objetivo, con una identidad, con una tarea

¡Hemos venido hasta aquí, así que vamos! ¡Hemos llegado hasta aquí, no nos vamos a dar la vuelta cuando falta tan poco! ¡Soy un esquiador extremo, no pienso bajar por esa pala de principiantes! Frases habituales que hemos podido decir o escuchar, ejemplos claros de una mala toma de decisiones.

El experto

Confiamos en gente que conoce la ruta, o es un excelente esquiador. pero, ¿es bueno analizando el peligro de aludes?

Competencia

Los humanos valoramos lo que es escaso. Los días de fiesta, los días de cielo azul , los días de nieve polvo, las grandes palas sin rastro de huellas... Cuando nos encontramos con estas condiciones, lo más fácil es volvernos locos y empezar a esquiar sin pensar cuándo, cómo, o con quién, buscando las mejores palas o las mejores fotos. Todo es perfecto... Hasta que deja de serlo.

Instinto social

Buscamos pistas en lo que hacen los demás, seguimos los blogs de moda y buscamos protección en grupos grandes, donde nos sentimos mas seguros. Todo esto nos lleva a no analizar, a no pensar y a no tomar nuestras propias decisiones.

Todas las personas estamos afectadas por estos heurísticos, incluso los más expertos. ¿Quién de nosotros no se ha visto reflejado en alguna de las situaciones descritas? Una vez conocidos, hay que intentar reconocer cuando nos están afectando, para poder parar, pensar y decidir. Sin duda un reto difícil, ya que en este caso, somos nuestro peor enemigo.

En el próximo artículo seguiremos hablando del factor humano y de la manera de poder tomas decisiones correctas.