En el mundo de la moda, y más específicamente en el sector asociado al outdoor, la sostenibilidad ha dejado de ser una opción. Cada vez más, los consumidores toman conciencia del coste real —que no monetario—, de cada prenda; es decir, del coste humano y ambiental asociado a la producción; pero también del que conlleva el fin de la vida útil de cada producto. Y, como no podía ser de otra forma, a través de sus decisiones de compra, influyen en las prácticas del sector. 

Ternua nació como marca con la sostenibilidad como seña de identidad. Dado que este año acabamos de celebrar nuestro 30 aniversario, eso implica que durante gran parte de ese tiempo hemos transitado en casi en solitario por esta senda de búsqueda de formas de producir más eficientes y respetuosas con el medio ambiente. Pero siempre hemos estado seguros de este era el camino correcto y perseverando en él hemos sido pioneros en la implementación de prácticas como el uso de materiales reciclados o en el abandono de tratamientos químicos contaminantes como los PFC

Pero, como hemos dicho más arriba, no todo se limita a la producción. Aquí surge una pregunta interesante: ¿Deja una marca de ser responsable de sus productos en cuanto estos llegan a manos del consumidor? Nosotros creemos que no. Creemos que existe cierta responsabilidad sobre lo que se produce, incluso cuando ya no se tiene control sobre ello. Y estamos tan seguros de esta idea como lo estábamos hace 30 años de la necesidad de producir de forma responsable. Este nuevo enfoque, que ya hemos incorporado al diseño de nuestras prendas, puede resumirse en dos conceptos íntimamente relacionados entre sí y de los que estamos seguros que se hablará mucho a partir de ahora: circularidad y monomaterialidad.

¿Qué es la circularidad?

La circularidad en la moda se refiere a un modelo en el que los materiales que integran los productos, en lugar de ser desechados al final de su vida útil, se mantienen en circulación dentro del sistema. Esto implica diseñar prendas con materiales que puedan ser reciclados o reutilizados, fomentando un ciclo cerrado de producción y consumo. En nuestra nueva colección, este principio cobra vida a través de un enfoque integral que no solo incorpora materiales reciclados, sino que también asegura que las prendas puedan ser fácilmente recicladas al final de su uso.

Esta distinción es importante. Hasta ahora, la industria de la moda se ha centrado principalmente en utilizar materiales reciclados en la creación de nuevas prendas. Sin embargo, un producto elaborado con materiales reciclados no es, necesariamente, un producto reciclable. Esto ocurre porque en muchos casos se mezclan diferentes materiales, como fibras sintéticas y naturales, creando tejidos que son extremadamente difíciles de separar y procesar una vez que la prenda ya no se utiliza. En este ejemplo ambos tipos de fibras podrían proceder de otras prendas recicladas, pero juntas dar lugar a una nueva prenda que no es reciclable. Se habría roto así el ciclo de circularidad de los materiales.  

En definitiva, que la circularidad implica no solo utilizar materiales reciclados, sino también garantizar que la prenda, en su totalidad, pueda ser reciclada.

¿Qué es la monomaterialidad?

La monomaterialidad es un concepto muy relacionado con lo anterior. Se podría decir que es, de hecho, su conclusión lógica. Se refiere a la utilización de un solo tipo de material en toda la prenda, evitando las mezclas que dificultan el reciclaje. Al diseñar prendas con un solo tipo de material (que por supuesto debe ser reciclable o no tendría sentido) eliminamos la complejidad de separar diferentes materiales en el proceso de reciclaje, lo que facilita la reutilización de las fibras al final de su ciclo de vida. La monomaterialidad es, por lo tanto, garantía de circularidad. 

En el caso de que el material con el que está hecho la prenda sea biodegradable, la monomaterialidad es también una garantía de sostenibilidad incluso aunque falle el proceso de recirculación. Es decir, un tejido hecho 100% a base de fibras naturales (como el algodón o la lana), en caso de no reciclarse (porque, por ejemplo, lo hemos perdido en una salida al monte), se descompondrá naturalmente sin dejar residuos dañinos en el medio ambiente, cosa que no habría ocurrido en caso de estar mezclado con otros materiales sintéticos.

Un Compromiso con el Futuro

Como ya hemos dicho, en Ternua nos hemos comprometido con estos conceptos de circularidad y monomaterialidad, y pretendemos aplicarlos siempre que sea posible (la tecnicidad exigida a ciertas prendas no lo hacen posible en todos los casos). La idea de fondo es seguir transitando ese camino que emprendimos hace 30 años, poniendo el foco no ya sólo en la producción de las prendas, sino también en todo lo que viene después. Una filosofía que, por cierto, este año nos ha valido ser reconocidos como empresa “B Corp”, un estándar que distingue a compañías que representan el modelo de empresa sostenible y regenerativa más avanzado del mundo. 

Nuestra nueva colección de 2024 ha sido solo un primer paso en este camino. A medida que avanzamos, seguiremos explorando nuevas formas de innovar en el diseño y la producción, siempre con la sostenibilidad como principio rector.