Puede que hayas leído por ahí que una prenda impermeable dejará de serlo al cabo de un tiempo. Aunque es una afirmación incorrecta, merece la pena entender de dónde sale y conocer sus implicaciones.

Lo primero que debemos hacer para aclarar el asunto es distinguir entre dos conceptos: hidrófugo e impermeable. El primero hace referencia a una cualidad de repelencia del agua que hace que un tejido, en lugar de absorber el agua, la repela para que resbale sobre su superficie. El segundo concepto, en cambio, hace referencia a una barrera física que impide que las gotas de agua penetren entre las fibras del tejido y, generalmente, si hablamos de prendas de montaña, permite que el vapor de nuestra transpiración sea expulsado al exterior.

La causa de que se hable de “caducidad” de estas prendas hay que buscarla en el tratamiento químico que otorga capacidad de repelencia a la prenda. Este tipo de tratamientos, llamados DWR (de Durable Water Repelence) se aplican por la parte exterior de la prenda y tienden a ir degradándose con el tiempo por la exposición a los elementos. Por lo tanto, una prenda será hidrófuga mientras resista su DWR. En cambio, la impermeabilidad, en tanto que depende de una membrana física, no es una cualidad perecedera y se mantendrá incólume mientras esa barrera física permanezca en buenas condiciones.Hay que aclarar que hidrófugo e impermeable no son cualidades incompatibles, lejos de tener que escoger entre ellas, la mayoría de las prendas impermeables incorporan ambas características.

¿Cuál es el problema de los DWR?

Durante mucho tiempo los tratamientos de repelencia al agua se basaron en perfluorocarbonos (PFCs), unos compuestos altamente contaminantes y que, una vez vertidos al medio ambiente, tardan mucho en degradarse.

Fue precisamente debido a su toxicidad por lo que Ternua emprendió en 2015 un programa de abandono de los PFCs. Desde 2018 todas nuestras prendas son 100% PFC Free, algo en lo que fuimos pioneros. Hoy en día más y más marcas están siguiendo esta senda de sustitución de los PFC en favor de otros DWR perfectamente funcionales y no contaminantes.Sin embargo, con independencia de si son o no contaminantes, todos los DWR son perecederos. Incluso los basados en PFCs, que hemos dicho que son compuestos muy difíciles de degradar, van perdiendo efectividad sobre la prenda; van “desprendiéndose”, por decirlo de alguna manera. Es cierto que los DWR pueden renovarse. Existen en el mercado diversas marcas que comercializan productos para rehidrofugar prendas. Pero ojo, si vas a utilizar alguno de ellos, asegúrate de que no esté basado en PFCs; no solo son contaminantes para el medio ambiente, también están relacionados con problemas en el desarrollo, en el sistema hormonal y en el reproductor, pueden erosionar el sistema inmune, dañar al hígado y causar hipotiroidismo, colesterol alto y obesidad.

¿Deben lavarse las prendas impermeables?

Dado que es la exposición con los elementos lo que degrada los DWR, tal vez te estés preguntando si tiene sentido lavar una prenda impermeable. Lo primero que debes saber es que el agua no es el único ni el principal elemento de erosión de los DWR. El sol y el roce, por ejemplo, tienen el mismo efecto.

Pero es que, además, lavar una prenda impermeable es fundamental porque contribuye a que se mantenga en buen estado la membrana impermeable, que, no lo olvidemos, es el elemento del que depende en mayor medida que la prenda te mantenga seco. La membrana impermeable tiene una doble función: debe ser impermeable y debe ser transpirable; es decir, debe ser capaz de expulsar parte del vapor de nuestra propia sudoración. Esa parte dependerá de la intensidad de nuestra sudoración y de la transpirabilidad de la prenda. A su vez, la transpirabilidad de la membrana guarda cierta relación con su impermeabilidad. Así, por ejemplo, podemos encontrar prendas con valores de impermeabilidad y de transpirabilidad equilibrados, como la chaqueta Mauna, de Ternua (20/20) y otras, pensadas para actividades de gran intensidad, que son claramente más transpirables que impermeables, como, por ejemplo, la Rakaposhi de Ternua (10/90). Si quieres saber más sobre impermeabilidad y transpirabilidad y sobre cómo se miden, aquí te lo contamos. 

El caso es que, dado que la membrana impermeable/transpirable suele ir situada en la parte interior de la prenda, tiende a ir ensuciándose con los elementos presentes en nuestro propio sudor. Así, poco a poco, los poros del tejido irán cerrándose con suciedad que ni siquiera percibimos pero que, a largo plazo, pueden comprometer su transpirabilidad. Y, a medida que la prenda deje de ser transpirable, será el propio vapor de nuestra transpiración el que vaya aumentando la humedad interior. Por lo tanto, SÍ, las prendas impermeables deben lavarse con una frecuencia razonable.

Ahora bien, para lavar una prenda impermeable es importante seguir las instrucciones del fabricante. Como norma general, si no conocemos dichas instrucciones, la lavaremos en frío, con jabón neutro y sin suavizante.

En conclusión, la membrana impermeable/transpirable es el elemento más importante de la prenda; un elemento físico que, mientras permanezca en buen estado, garantizará la funcionalidad de la prenda. Por lo tanto, mantener nuestro impermeable limpio, ventilado y bien doblado hará que dure más tiempo. Sin embargo, su capacidad de repelencia al agua irá degradándose poco a poco (hoy en día los DWR son muy duraderos). Podremos renovar dicha capacidad, pero debemos prestar atención a cómo y con qué lo hacemos.