Aitor Francesena: "No he dejado nunca de surfear, antes cuando veía y ahora también sin poder ver. Si algo te gusta no dejes de probarlo"
Entrevistamos a nuestro nuevo friend, Aitor Francesena "Gallo". Una persona que nos contagia con su energía y filosofía de vida: Aitor es surfista ciego y su misión es vivir la vida a tope disfrutando del mar y la naturaleza de forma sostenible.
Entrevista a Aitor Francesena "Gallo"
¿Cómo nace tu pasión por el surf? ¿Significa algo más que un deporte?
Un tío mío cuando yo tenía 6 años me regaló un patín. Con él empecé a bajar cuestas, a disfrutar de la adrenalina, de la velocidad, del equilibrio y del deslizamiento. Ahí me enganché con todas esas sensaciones. En esa época, cuando los fines de semana íbamos con mis padres a la playa, paseando por la arena con un helado veía a esos greñudos subiendo y bajando las olas y yo me di cuenta que quería ser como ellos, quería vivir haciendo eso. A toda costa. Fue entonces que coincidí con unos amigos con los que solía patinar, que a su vez surfeaban de vez en cuando, y empecé a surfear con ellos. Tenía 13 años. Y desde ahí hasta hoy. No he dejado nunca de surfear y, por supuesto, es algo más que el mero hecho de surfear. Es toda mi vida. Yo si no surfeo cada mañana no soy feliz y lo que me aporta es muchísimo, antes cuando veía y ahora también sin poder ver. Con esa dosis de sal por la mañana, soy feliz todo el día.
¿Cuál ha sido tu mejor momento sobre una tabla de surf?
Hay muchísimos por todo el mundo. Desde surfeando en Australia, Indonesia, Sudáfrica, Tahití o Canarias, en los comienzos. Cada sitio, cada momento, te trae recuerdos. He viajado mucho. También en casa tengo los mejores recuerdos, en Orrua entre Getaria y Zumaia. Recuerdos estando yo solo en el agua un domingo y pensar: no me lo puedo creer, hay olas perfectas y yo aquí solo sifrutándolas. Mi recuerdos van desde puestas de sol que he vivido desde el agua a animales que han cruzado a unos centímetros de mi como delfines o ballenas... Mil momentos inolvidables.
¿Qué te transmite el mar?
Tranquilidad, serenidad, placer, armonía y un montón de cosas más que hay que vivirlas para poder expresarlo. El mar se lo da todo a aquel que lo disfruta como yo. Amo el mar, quiero el mar. Pero hay que cuidarlo porque si no este mar tan maravilloso que tenemos acabará destruyéndose, ya está en ese camino, y es importante cuidarlo entre todos.
Has sido dos veces campeón del mundo de surf adaptado, ¿cómo lo has conseguido?
Me he dedicado toda mi vida a la enseñanza. He surfeado antes “viendo”, por eso, entre comillas, lo tengo más fácil. Con sacrificio y dedicación se puede llegar donde quieras. Y con ilusión y ganas. En pocas palabras, la pasión que siento haciendo surf es mucha y cada segundo que he dedicado a ello ha sido “fácil” para mi. Porque de verdad me llena y me gusta.
¿Qué sentiste en el momento que te golpeaste y perdiste toda la visión? ¿Cómo cambió tu vida?
Toda la vida he estado escapando de quedarme ciego porque nací con un glaucoma congénito. Como si fuera una sombra, como si fuera un tren que me quería pisar. Durante ese tiempo en el que veía, no dejé de hacer cosas, ver cosas y viajar a miles de sitios para que el día de mañana si me quedaba ciego no echase de menos todo eso. Llegó el momento de quedarme ciego y lo primero que me salió fue un suspiro: ha llegado ese momento que me daba tanto miedo, durante tantos años. Quitando eso, teniéndolo claro, me he quedado ciego haciendo lo que más me gusta, en el mar, donde mejor me siento. Creo que tenía que ser el mar el que me quitara la visión. Si me lo hubiera quitado una operación quizás lo hubiera llevado peor. Pero me ha pasado donde yo quería que me pasase. Nunca más he vuelto a pensar en ese día, ni en si lo que pasó pasó por algo que hice mal, ni en si hice lo incorrecto metiéndome al agua con un trasplante de córnea y en haber perdido la visión por esa tontería. No le culpo a nada ni nadie. nunca pienso en eso y soy tan feliz. Aunque parezca mentira no me siento ni orgulloso ni “no orgulloso” de haber hecho eso, se queda allí. ¡”Palante”!
¿Cómo ha sido el proceso de reaprendizaje? ¿Podrías explicarnos cómo es surfear sin ver?
Al principio pensé que no podría volver a surfear porque estaba en una pantalla en negro y pensaba que me iba a marear. Pero desde el día que salí del hospital empecé a sentir el mar desde el oído, sabiendo cómo de grande estaba, más o menos fuerte, marea baja, marea alta, todo.. Con la distancia y el sonido del mar. Empecé a pensar que lo debería probar. Un día empecé, entré al agua y lo hice. He probado con tablas de todo tipo, y por supuesto lo que pensé que me mareaba no pasó.
¿Cómo lo hago? Antes de entrar intento recabar el mayor número de datos: con los sonidos o preguntando. Cuando estoy dentro dejo pasar una ola y esa es la que me dice que puede venir otra y si estoy solo me doy la vuelta, pongo a remar y cuando noto que empieza la curva de la ola y mi cabeza y la tabla se inclinan hacia abajo me pongo de pie y empiezo a surfear. Está claro que lo hago mucho mejor si hay un una persona que me ayude conmigo al lado porque me da todos los datos que necesito: cuándo viene la ola, si es derecha o izquierda. Y al 3, 2 1 me pongo de pie. Eso me facilita las cosas. Pero no tengo posibilidad de tener gente así siempre. Por eso intento surfear cada día solo para que el día que tenga una persona al lado lo pueda hacer mucho mejor
¿Qué consejo les darías a las personas que tienen alguna limitación pero que como tu aman el surf u otro deporte?
Tengas lo que tengas, “palante”. Hasta hace unos años tener una discapacidad era un problema. Hoy cambian las cosas para bien y todo va avanzando, aunque hay mucho por hacer. Hoy ya no somos tan incapacitados. Cada vez somos más capacitados, incluso a veces hacemos más que los auténticos capacitados. Mi consejo es que si algo te gusta NO dejes de probarlo, porque si lo pruebas igual te das cuenta que lo puedes hacer. Querer es poder y a tope con ello. No dejes de hacer algo que te gusta por esa discapacidad. Seguro que con todos los sentidos que tienes puedes llegar a aportar a ese deporte mucho más de lo que te imaginas. Aunque te falte una parte de tu cuerpo, con todo lo demás puedes llegar a suplir eso que te falta.
¿Nos cuentas el secreto de tu energía y buen rollo?
Nací con una enfermedad y eso me enseñó que la vida es dura pero, ¿cómo puedo sufrir menos? Desde pequeño la vida me ha hecho ser fuerte y eso me hace ser como soy. La vida me ha enseñado que hay que reírse, dar cariño y amor a la gente y de esa manera es fácil hacer la vida sencilla, dentro de la dureza del día a vida. Hay una cosa que también es importante: si ves las cosas de manera negativa y fea es cuando no arrancas, si lo ves de otra manera más positiva es más fácil de avanzar. Venga como venga el día hay que disfrutar del sol, de la lluvia, del verano, de pasear, de beber un vaso de agua o vino, de la amistad, de la compañía, de todo... Tenemos que disfrutar de todo momento y situación. Yo me baso en eso.
Siendo el surf eje de tu vida, el respeto y cuidado de un medio como el mar son las bases de tu filosofía. Nos encanta que compartas valores con nosotros. ¿Algún mensaje que lanzarías al mundo dedicado al respeto al medio ambiente?
Está claro que la vida es maravillosa por todo lo que tenemos alrededor: el mar, la montaña, el aire que respiramos… Y si eso no lo cuidamos, va a dejar de tener la calidad que tiene. Si somos menos egoístas y pensamos a futuro, veremos que si seguimos así quienes vengan después de nosotros no van a a tener nada. ¿A quién no le gustan los animales? ¿Quién no quiere dejar de ver un delfín o ballena vivir libre y feliz? Todo eso hay que cuidarlo, sí o sí. Si no, lo iremos rompiendo poco a poco y nuestros hijos no lo van a poder disfrutar.
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