Las 5 cimas favoritas de Sebastián Álvaro, periodista y aventurero
“He dedicado buena parte de mi vida a contar historias”. Dice Sebastián Álvaro, periodista, escritor, aventurero. Historias contadas entre imágenes y palabras, en forma de documental, artículos, libros, fotografías. Su experiencia al mando del programa “Al filo de lo imposible”, programa de referencia en la TV y precursor de tantos otros programas vinculados a la aventura y la montaña que hasta el momento no habían existido, le convirtió a él mismo en un referente en el mundo del alpinismo.
Con ello, llegaron años de conocer de cerca y documentar las aventuras más arriesgadas, desde la ascensión de las catorce cumbres que superan los ocho mil metros hasta las travesías al Polo Norte y al Polo Sur, la del Hielo Patagónico sur, la de la cordillera de los Andes en globo aerostático, o la de los desiertos del Taklamakán y el Gran Mar de Arena. Entre muchas otros.
Hoy Sebastián sigue desarrollando numerosos proyectos alrededor del mundo, vinculados al alpinismo y a la solidaridad. Hoy desde Ternua nos hace mucha ilusión contar con él entre nuestros friends y acompañarle en sus aventuras, colaborando por ejemplo en proyectos como en el reciente Proyecto Hushe.
Pasados los años son centenares de cumbres subidas e historias contadas. Y hoy hemos querido preguntar a Sebastián sobre sus favoritas. Si tuviera que elegir 5 cimas en todo el mundo, ¿con cuáles se quedaría? Aquí os dejamos sus recomendaciones que, según nos comenta, “cada una de ellas es muy especial por alguna razón sentimental para mí”.
Peñalara (2428 m)
Ubicación: España (Madrid / Segovia)
La cima más alta de la sierra de Guadarrama, y a la vez de Madrid y Segovia. Es la montaña donde comencé a caminar por el monte y dónde sigo yendo a caminar o escalar cuando, rara vez, me encuentro en casa. Todos los 31 de diciembre por la montaña existe la costumbre de quedar en su cima y brindar por los deseos montañeros del año que está a punto de llegar. Es la montaña dónde comenzó todo. Y es una montaña que recomiendo a todos los que vienen a Madrid y que no conocen el Guadarrama. Muchos se sorprenden que tan cerca de la capital puedas estar en completa soledad paseando por montañas nevadas mientras ves los edificios más altos de Madrid en el horizonte.
Monte Perdido (3355 m)
Ubicación: España (Huesca)
Porque si en Peñalara comencé a caminar por los senderos de la sierra de Guadarrama, en el Monte Perdido comencé a probarme como alpinista, ya es una montaña de cierta altitud, para mi dentro del Pirineo la más bonita, una montaña dónde conocí los rigores del invierno, los glaciares. Allí empecé a hacerme alpinista y amar la alta montaña.
Gasherbrum IV (7925 m)
Ubicación: China / Pakistán
Me parece la montaña más hermosa del mundo. Si tuviera que recomendar una sola gran caminata esta sería el Trekking del glaciar de Baltoro. Y cuando llegas al final, a Concordia, se eleva majestuosa una montaña con la que seguirás soñando el resto de tus días. “La montaña hermosa” o la “montaña resplandeciente”, según las diferentes versiones del baltí.
Jebel-el-Uweynat (1935 m)
Ubicación: Libia, Sudán y Egipto
La cuarta sería una montaña prácticamente desconocida, Jebel-el-Uweynat (1935 m) una de las montañas más remotas y perdidas que he escalado en mi vida, que se encuentra en el corazón del desierto líbico, y que comparten tres países: Libia, Sudan y Egipto, aunque la cumbre principal se encuentra en territorio de Sudán. En realidad es un macizo montañoso muy amplio en el desierto del Sahara, conocido desde la antigüedad, por ser de los pocos sitios dónde pastores y caravanas podían encontrar provisiones de agua. De ello hay testimonios de sus pinturas prehistóricas. Su escalada nunca es sencilla, y llegar hasta allí siempre es una aventura. En estos tiempos dónde hasta el Everest se ha banalizado y masificado, conviene saber que hay montañas en el planeta dónde todavía se puede unir aventura, exploración y conocimiento.
Monte Scott (880 m)
Ubicación: Antártida
Es una montaña antártica, a la que tengo especial cariño porque la ascendí en el verano antártico de 2006, es el Monte Scott (880 m), que se levanta como un faro sobre el canal de Lemaire, en la península antártica. Aunque es una montaña de poca altitud, su acceso es una aventura al alcance de pocos y su ascensión requiere experiencia y asumir un grado de compromiso muy alto, por la severidad de las condiciones climatológicas y lo remoto del lugar. En cualquier caso, una de esas montañas con las que siempre se sueña en volver.